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PERASHAT “PINEJAS”
- julio 6, 2023
- Publicado por: augustomunoz
- Categoría: Sección Torah
“Yesimjá Elokím keEfráim vejiMenashé…”
(Comentario sobre la Perashat semanal)
8/7/2023 – 19 DE TAMUZ 5783
El inicio de la brajá nos es conocido a todos. Nuestros hijos son los depositarios –también el novio y la novia en su Jupá– del deseo del Patriarca Iaacov, cuando, habiendo perdido la esperanza de hallar con vida a su amado Iosef, tuvo el mérito de conocer y abrazar a sus dos nietos nacidos en la diáspora egipcia.
Seguramente usted se preguntará por qué a ellos la bendición… Habiendo ya conocido a tantos descendientes de sus restantes hijos nacidos en Kenáan, Iaacov extiende sus manos –cansadas de tanto camino- y su voz, un tanto apagada por tanto dolor, y abraza en señal singular a estos dos seres que poco habían ‘mamado’ de su saber y existir…
Y nosotros seguimos ese camino. A cada hijo, extendemos ese deseo…’Que HaShem te coloque –es decir te conceda el lugar de bendición- como ocurrió con Efráim y Menashe.
Y la respuesta querido lector está en la visión de un padre, como Iosef y en la misión de un Iosef como educador peculiar. ¿Cómo educar a sus hijos, en tierras egipcias, para que sean nietos de Iaacov? ¿Cómo lograr que continúen siendo bisnietos de Itsjak y tataranietos de Abraham? ¿Cómo, en definitiva, continuar la cadena espiritual, cuando las condiciones del medio eran complejas y de las más difíciles?
Iosef había abandonado su tierra a los 17 años. Nunca más regresará a ella. Sólo, cuando el pueblo judío viva el milagro de la liberación de Egipto, Moshé Rabenu se encargará de llevar consigo “atsmot Iosef” –los despojos de Iosef, para ser sepultados en su tierra.
Sus hermanos y sus sobrinos habían sido testigos presenciales de la ‘promesa’ de la tierra…pero ¿Efráim y Menashé? ¿Cómo participar de una epopeya y cómo anhelar un terruño distante, jamás conocido y abandonar las ‘bondades palaciegas egipcias’, se preguntaba?
La tarea de Iosef no fue menor. Educó a sus hijos en el amor a una familia, una tradición y a una tierra. Nada era desconocido para los pequeños, cuando sentados en el regazo del anciano Iaacov, compartían sus relatos y agregaban a sus palabras, la expertez del reconocimiento de una tierra, un río o una montaña; cada espacio que fue un monumento en el recorrido de Abraham e Itsjak…
Iosef sabía, que todos sus sobrinos habían nacido en medio de un amor natural por la tierra. No así sus hijos…
Y si bien Iosef –hatsadik– no pudo ver el fruto, la flor echó raíces y desplegó sus pétalos… Leemos en este Shabat que: “Y se acercaron (a Moshé) las hijas de Tselofjad, hijo de Jefer, hijo de Guilad, hijo de Majir, hijo de Menashé de las familias de Menashé hijo de Iosef…dános te rogamos una porción de herencia en medio de nuestros hermanos…”
Dice el Midrash Bemidbar Rabá 21:11): ‘Grandeza para ellas y dignidad para su padre; nobleza para Majir y Grandeza para Iosef, pues así está demostrado que salieron de él mujeres sabias y justas”. Aquí, querido lector, encuentra usted a las bisnietas de Menashé, aquel hijo de Iosef, pidiendo, rogando por su herencia en Israel.
“En aquella geneación, las mujeres se ocupaban de tapar las brechas que habían abierto los hombres”, sentencia el Midrash, ya que los hombres pedían “nombremos un líder y volvamos a Egipto”, mientras que las mujeres clamaban “nos sea dada una heredad”…
Iosef, logró plasmar cuanto se propuso. A pesar de todas las bondades que Egipto le deparó a sus hijos, concediéndoles a ambos honor y dignidad, alcanzaron Efráim y Menashé a desarrollar un amor profundo y una nostalgia mayor aún por la tierra de Israel. Pero más aún: ese amor pudo ser transfundido a sus descendientes, los hijos y las hijas.
Las hijas de Tselofjad exigen heredar como mujeres a su padre, ya que no tenía hijos varones. El deseo de ellas no pasa sólo por una porción de tierra…Ellas demostraron un amor sin límites por la herencia ancestral, tuvieron el mérito que sean nombradas varias veces en la Torá y alcanzaron –el grado de ser estudiosas, sabias y amantes de la tierra de Israel.
El sabio Netsib de Volozhyn agrega en su comentario que Moshé destinó a media tribu de Menashé, para que habitase allende el jordán, junto a Reuben y Gad, que prefirieron esas tierras…Un objetivo tenía Moshé: lograr infundir en esa población, un sólido fundamento humano, de Torá así como espiritual, que fortalezca el vínculo y mantenga el nexo con la otra orilla, es decir, el amor profundo con la tierra de Israel, con la hermosa tradición de aquellos que habían nacido de Iosef, para evitar todo idea de ruptura y desconexión, y de separación.
Y que el pueblo judío fuera uno y su tierra unida y reunificada en torno a él…. Cualquier coincidencia con la realidad es mera casualidad…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
De todo corazón,
Mordejai Maarabi