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PERASHAT “SHELAJ LEJÁ”
- junio 28, 2024
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
29/06/2024 – 22 DE SIVAN 5784
COMENTARIO 1:
La Torá dice en Perashat Shelaj (14:37) que los diez espías que atemorizaron a la gente y los convencieron de que se negaran a entrar en Eretz Israel perecieron en una plaga que D’s les trajo como castigo. Rashí, basado en una opinión citada por la Guemará en Masejet Sotá (35a), comenta que los espías sufrieron una condición sumamente inusual, ya que sus lenguas se extendían más allá de la boca y llegaban hasta el ombligo. Fueron castigados con la boca, explica Rashí, porque pecaron con la boca, hablando negativamente sobre la Tierra de Israel y convenciendo al pueblo de que eran incapaces de conquistarla.
La lengua está hecha para permanecer dentro de la boca, donde cumple su función de ayudar a facilitar la masticación y el habla. Sus funciones biológicas se limitan a la boca, por lo que es donde pertenece y donde siempre debe permanecer. La imagen de las lenguas de los espías que se extienden fuera de la boca hasta el centro del cuerpo quizás simboliza la esencia de su error, que se extiende más allá del papel que se les asignó.
Antes de que los espías se embarcaran en su misión, Moshé les dio una lista de preguntas muy específicas que tras su estadía debían responder, y la instrucción específica de traer muestras de los productos de la tierra (13: 18-20). Los espías se equivocaron al permitir que sus “lenguas” se extendieran más allá de la “boca” y fueran más allá de la tarea específica que se les pidió que realizaran. Debían informar sobre la calidad de la tierra y los tipos de ciudades en las que vivían los cananeos. No se les pidió su opinión militar, para determinar cómo o si Bené Israel conquistarían la tierra.
Este era el trabajo de Moshé, como líder y profeta, a quien D’s le aseguró que conduciría a la nación a la victoria. Si los espías hubieran cumplido con su función asignada y no se hubieran aventurado más allá de los parámetros de su trabajo, esta calamidad podría haberse evitado. Este, quizás, es el significado simbólico de sus lenguas extendiéndose más allá de sus bocas e “invadiendo” una parte distante del cuerpo donde no pertenecían.
Esta también podría ser la intención de los famosos comentarios de Rashí al presentar Perashat Shelaj (13: 2). Basado en el Midrash Tanjuma, Rashí escribe que los exploradores no aprendieron la lección transmitida por el castigo que recibió Miriam por hablar inapropiadamente sobre Moshé. Así como fue castigada por su discurso negativo sobre su hermano, los espías también fueron castigados por hablar negativamente sobre Eretz Israel. El Midrash establece una asociación entre estos dos incidentes, el discurso de Miriam sobre su hermano y el pecado de los espías, lo que sugiere cierto grado de similitud entre ellos. La explicación, quizás, es que Miriam, como los espías, se extendió más allá de su papel y expresó una opinión sobre un tema que estaba fuera de su jurisdicción, por así decirlo. Anteriormente (12: 1), Rashí explicó que Miriam criticó erróneamente a Moshé por separarse de su esposa, una medida drástica que Miriam sintió incorrectamente que era innecesaria y, por lo tanto, inapropiada. No le correspondía a Miriam decidir si estaba justificado que Moshé se separara de su esposa. Si bien pudo haber sido comprensible para ella tener una opinión sobre el tema, estuvo mal que criticara la decisión de Moshé. Ella no entendía completamente las razones detrás de la decisión de Moshé, y por lo tanto no le correspondía expresar su oposición. En este sentido, su pecado se asemejó al de los espías, quienes se extendieron más allá del rol que les asignaron y asumieron el derecho de hablar sobre asuntos sobre los que no se les preguntó ni se suponía que debían decidir.
Estos lamentables incidentes nos recuerdan así la importancia de reconocer nuestros límites y saber cuándo expresar una opinión es inapropiado y arrogante. Debemos tratar de identificar nuestros roles particulares, donde nuestros talentos y habilidades se pueden aplicar mejor, y luego enfocar nuestra atención en esas áreas, en lugar de permitir que nuestras “lenguas” se extiendan a lugares donde nunca debieron ir.
COMENTARIO 2: CORAZÓN PARTIDO
Mes de Siván. Decían nuestros sabios, que este mes logró ‘hacerles volver el color –la luminosidad- a los rostros de los hijos de Israel’. ‘Siván’, entendían ellos, podría inferirse de la palabra ‘Ziv Paním’, ese resplandor natural que ofrece el rostro del ser humano cuando goza de salud física…Los días pasados, tiempo de Shavuot, Matán Torá, han esparcido una luz muy singular entre nosotros. El color nos volvió a los rostros en cierta medida. Porque nuestra salud espiritual se vio fortalecida; porque nuestra alma se encontró reconfortada, porque nuestros sueños, progresaron un escalón más arriba de aquella persona que ha vivido una año más, desde el Shavuot pasado… Porque, ¿qué es el crecer sino medir los puntos de partida? ¿Qué es el progresar sino dejar ingresar en mí –en mi mundo de sensibilidades y emociones- la Palabra que alienta, que acaricia, que supera? Una luminosidad que destellan nuestras facciones. “La sabiduría del hombre iluminará su rostro” afirmaba el sabio rey. Un mes para gozar de la luz. Un mes para sentir a pleno la salud. Del cuerpo que sabe de libertad y del alma que sabe de elevación…
El desierto es el escenario donde transcurren los hechos de Siván. El Monte Sinaí ha sido como un oasis entre las pesadas y sórdidas arenas que desdibujan toda huella, que silencian todo paso. Sin embargo, aún la aridez de una geografía depara desafío de crecer. El desierto –‘midbar’ en hebreo-, también ‘medaber’, se torna palabra, genera el habla, supera los silencios…Es cuando el oasis deja su abundancia al espejismo. Es cuando lo que se nos aparece para ver, es tan sólo una ilusión. A la medida de cada uno. Vemos lo que queremos. Entonces, definimos lo que vemos. Sólo a partir de una egoísta e interesada –cuando no asfixiante- partitura común, que lejos de evocar la música del oasis perdido, trae consigo sonidos de guerra, clamores de fracasos.
Tiempos de crisis en nuestra lectura semanal. Pequeñas fragmentaciones que van desarmando el cuerpo articulado tras centurias de disolución y van mellando un alma sedienta de sensibilidad y búsquedas con sentido. Los caminos de la libertad, parece insinuar nuestro fenomenal Jumash Bemidbar, son lo suficientemente sinuosos como para perderse por entre las vueltas y revueltas que cada día regalan a una nación en ciernes. No es fácil ser libre. No. Mucho menos, sumar a las cadenas rotas, corazones íntegros. Sentidos plenos. Responsabilidades sinceras… Nuestra sagrada Torá nos lo advierte. Y pretende ayudarnos. A leer y releer, una suerte de repaso vital, por aquellos hechos que imprimen una huella indeleble en el devenir futuro… Porque ser judío es aprender para el futuro. Es poder develar –sin oscuridad mediante-, los caminos por donde la luz de la vida, del sentido real y pleno del ser humano, puede ingresar para quedarse definitivamente en su regazo. Entonces la crisis de fragmentación nos devuelve al pensamiento íntegro, a la acción completa, a una realidad que –aún compleja-, permite avizorar de entre lo pasado, una posibilidad para el presente…
No sólo las Tablas serán rotas. También el Pacto. Porque las Tablas se llaman ‘Lujot haBerit’ –Tablas del Pacto-, no lo perdamos de vista por favor. Entonces, el continente fértil donde se inscriben las normas, deja escurrir por entre sus ríos y mares –océanos de incomprensión y desidia- cada letra, cada trazo ético y razón moral, para perderse entre los laberintos de ambiciones y perfidias, de egoísmos y sinrazones… Allí en el desierto, entonces, se deja de ver la Montaña, para presenciar precipicios…
Nuestra sagrada Torá es más sagrada cuando deja ‘filtrar’ la pequeñez humana frente a la Grandeza Divina. No para que aprendamos del contraste, sino para que podamos ver hacia ‘arriba’… Porque algo mejor nos espera si es que logramos superar las barreras que supimos construir. Entre nosotros para con nosotros mismos…
‘Mashber’ define la crisis en el idioma hebreo. Algo se ha roto, parece anunciar la palabra. Pero junto a lo roto, emerge un sentido pleno. ‘Mashber’ –o ‘mashbir’– es lo que proporciona el alimento. Quien lo proporciona. ¿Nuestro idioma singular nos anuncia que toda ‘crisis’ proporciona un ‘sustento especial’? Creo que sí. Hay que saber nutrirse de cada cisma, de cada partecita de lo fragmentado, para ingeniarse y volver a armar el todo.
El desierto lo permite. Cuarenta años lo habrán de demostrar. Claro que a la libertad iluminada, revestida con los ropajes de la responsabilidad de hecho, habrá que ceñirla con medidas ciertas y precisas: la paciencia –sablanut, capacidad de sobrellevar el dolor- será una; la inteligencia “haskel veiadóa Otí” –‘cobrar razón para saber a D’s’ dice el profeta-, ambas condiciones elementales, acomodarán el cuerpo sufriente en el alma ennoblecida del hombre libre. Entonces, caminar hacia la Tierra, será más que una Promesa… Allí estamos. Entre los escalones que nos hacen bajar raudamente y los peldaños que nos permitirán cobrar vuelo en elevación del espíritu…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi