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CARIDAD, EMPATÍA Y ESPERANZA (Comentario sobre la Perashat Semanal)
“כִּי לֹא-יֶחְדַּל אֶבְיוֹן מִקֶּרֶב הָאָרֶץ עַל-כֵּן אָנֹכִי מְצַוְּךָ לֵאמֹר
פָּתֹחַ תִּפְתַּח אֶת-יָדְךָ לְאָחִיךָ לַעֲנִיֶּךָ וּלְאֶבְיֹנְךָ בְּאַרְצֶךָ“
“Ya que no dejará de haber menesteroso en medio de la tierra; por ello Yo te ordeno diciendo: “Abrir habrás de abrir tu mano: a tu hermano, a tu pobre y a tu menesteroso, en tu tierra.” (Deuteronomio 15:11)
La palabra “leemor” –‘diciendo’ en nuestro versículo- se usa generalmente cuando el que habla desea que sus palabras sean repetidas por otros, es así como D’s le habla a Moshé esperando que él transmita el mensaje a los Bené Israel.
La traducción literal del versículo es: “Es por ello que Yo te ordeno decir: Abrir habrás de abrir tu mano…”. Aparentemente este giro resulta innecesario, ya que HaShem Le ordena a Moshé nuestro maestro actuar con claridad y efectividad en el caso mencionado… Por tanto cabe el preguntarse entonces la función del “leemor”: ¿Cuál es el significado de “decir”?
El Rab de Vorky explicó que a pesar que uno realiza una gran mitzvá cuando le da al necesitado, es importante apreciar la angustia que el receptor experimenta cuando debe apelar a la ayuda de otros.
Sugería este maestro del Jasidut que si bien el otro acude a nosotros, tal situación amén de no violentarnos debe procurar un acercamiento. No sólo de una mano hacia la otra. Hay dos seres humanos. Dos experiencias. Dos vivencias separadas por un abismo, y no precisamente el económico…
Nuestra sagrada Torá pone de relieve lo latente, lo ‘no manifiesto’ que sucede en cada situación humana. No sólo entre pobres y ricos…
Allí aparece la idea del hacer sustentada por el “decir”… ‘Leemor’ en nuestro texto. Y en ese orden, no lo perdamos de vista por favor.
Nuestro Siglo XXI nos ofrece una multifacético gama de posibilidades en cuanto a la transmisión. Infinitos accesos al decir. Vivimos en la era del hiperdesarrollo de las comunicaciones…Pero hemos perdido de vista al ‘otro’. Con tal de ‘sacárnoslo de encima’, damos lo que tenemos (lo menos que podemos, aunque aún así estamos ayudando…¿¿¿??!!)
HaShem ‘ordena diciendo’… ‘¿Compulsión o Contemplación? El Rabino de Vorky hablaba de poder ‘apreciar la angustia del receptor a la hora del tener que pedir…’. ¿Lo hemos tenido en cuenta? Seguiremos pensando en todo cuanto D´s ‘nos obliga’ o ahora lo veremos ‘en cuanto nos quiere humanizar’?
Pedir caridad, mi querido lector, puede llegar a ser una de las experiencias más humillantes y abrumadoras por las que las personas suelen atravesar. “Aní jashuv kemet” definían en el Talmud. ‘El hombre pobre es considerado como muerto’….¡Qué crudo, verdad!? ¿Qué drástico, no cree? Pero para los sabios no había camino del medio…Porque veían los extremos por los cuales los hombres se medían y medían a sus pares y a sus impares…Nada más pero nada menos.
Y es por eso, sugieren los que saben, que más allá de abrir la mano, se debe abrir la boca… ¡Es tan importante intentar y levantar los ánimos del necesitado a la vez de proveerle sus necesidades materiales!.
Esto puede realizarse mediante palabras de aliento como ser que la riqueza es cíclica, y que la gente que alguna vez se ha encontrado en apuros, ha sido bendecida con éxito, para que de esta manera esta persona se sienta reconfortada y tenga esperanzas para su futuro.
Uno debe alentar a la persona necesitada diciéndole que a pesar que ahora es receptor, él estará finalmente en posición de proveer ayuda a otros.
Esto, dice el Rab de Vorky, es a lo que la Toráse refiere. Cuando des caridad al pobre, se te ordena que le digas: “Algún día tú abrirás tu mano al pobre. Tu fortuna cambiará, y tú estarás en condiciones de ayudar a otros.”
Leyendo una y otra vez la interpretación del Rab de Vorky podemos aprender una lección más amplia aún.
De hecho, nuestra Torá apela no sólo al ayudar al otro, sino también ‘decirle’ algo… Algo así como la recurrencia de la Hagadá de Pesaj respecto al hijo ‘a-dicto’, hijo que defino así si me lo permite, porque ‘no sabe preguntar’ según la Hagadá…Siempre pensé y pensé…¿Hay algún hijo que jamás hizo alguna pregunta? ¡¡Si todos nuestros chiquitos nos atestaron de preguntas y de ‘por qués’ a cada rato!! ¿Quién es ese hijo? Creo empezar a comprenderlo. Supo en su tiempo. Enmudeció después. Ingresó al mundo de los silencios. Las adicciones de la modernidad… (‘A-dicción’ es ¡falta de palabra! ¡Falta el decir!!).
“At petaj ló” recomienda la Hagadá. ‘¡Tú encárgate de abrirle para él…’! Abrir la puerta de la palabra. Del decir, del alentar, del prestarle atención, del dispensarle una esperanza…
Cuando recibimos a una persona en tratamiento por ejemplo, cuya vida ha sido arruinada por el alcohol o las drogas y que a su vez se siente humillada y corrompida por su estado, solemos presentarle a otras personas que han estado en una situación similar.
Estas personas recibieron ayuda y lograron recuperarse; y ahora ellas son voluntarias para brindar apoyo a quien lo requiera. Después ésa misma persona podrá compartir su recuperación con otros. Todo esto es extremadamente reconfortante para aquellos que se encuentran en estado de depresión por su estado desafortunado.
Al igual que el menesteroso que presenta nuestra Torá… “Lo iejdal ebión mikereb haáretz…”. No dejará de haber menesterosos entre nosotros, lamentablemente…O tal vez, afortunadamente. Así nos mejoramos nosotros. Poder ser diferentes. Actuar pro convicción y honestidad con el ‘otro’, diferente a mí, pero próximo=prójimo…
El valor del ‘diciendo’ es enorme. Créame. Inténtelo. Lo hará suyo para siempre. No hay nada mejor que eso. Porque en la otra vereda, nada es más devastador que la pérdida de esperanza. Brindarle a una persona esperanza es tan importante como proveerle otros modos de ayuda.
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!
De todo corazón,
Mordejai Maarabi
muy importante la explicación de la adicción que es la falta de palabras. Eso de ayudar compro con mi vida porque soy huérfano de padre de muy adolescente y necesitaba de mi papá para que me ayude en mis emprendimientos por eso no le abandono a mis hijos, mejor les ayudo económicamente