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(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
04/05/2024 – 26 DE NISAN 5784
COMENTARIO 1: Apostar al mérito, redoblar la fe…
Salir de Mitsráim no es dejar atrás la esclavitud tan solo. Salir de Egipto significa reunir los méritos que nos precedieron en el tiempo y hacer que se manifiesten y cobren vigencia.
Israel no nace en un día o en una noche. Por el contrario, su existencia data mucho más allá de este portentoso mes de Nisán, y su futuro, se halla enclavado en este y en todos los meses de un calendario que representa una memoria activa de su devenir y su porvenir en los tiempos.
Así como Nisán es el mes de los “gueulím”, los redimidos en su traducción literal, idea que recogemos cada noche en nuestra plegaria cuando evocamos este tiempo con las palabras “shibjú gueulím” –‘alabaron los redimidos’-, existe otro tiempo, siete meses distante a este, en donde nuestra tradición oral nos enseñará que será el ciclo para el comienzo de los meses, los años, etc.
Nos referimos al mes de Tishréi donde el común denominador para nuestros sabios es definirlo como el tiempo donde vieron a luz ‘los fuertes’ del mundo. Ya que este mes es denominado en la Biblia como “Ieraj (mes) haEitaním” , haciendo del concepto “Eitán” aquello que se manifiesta como vigoroso, fuerte, inmensamente caudaloso…Así asocian el sentido de su nombre a la aparición en el escenario de la humanidad de Abraham, Itsjak e Iaacov, nuestros benditos patriarcas.
Aquí la conjunción. Singular confluencia que nos habla de la Intensidad por un lado, del vigor y la fuerza –cuando de los ‘padres’ se refiere-, y luego de sus hijos -los “gueulím”-, aquellos que podrán participar del milagro de la redención, dejando atrás Egipto y algo más.
Este shabat transcurre tras el séptimo día de la salida de Mitsráim. Tiempo signado por el ‘cruce del mar rojo’ o ‘mar de los juncos’ si fuésemos fieles en la traducción. A la milagrosa liberación le sucede un hecho maravilloso que ningún fenómeno natural podrá suplantar, aunque la naturaleza participa del mismo, pues es ella parte indivisible de la Obra de la Creación de D´s…no lo dude.
Las aguas de un caudaloso mar se habrán de partir, para dejar pasar por lo seco a ese pueblo de ‘redimidos’ que tras su pasaje por el, habrán de cantar, de elevarse en el canto y la alabanza para coronar el sentido práctico del ser redimido: ‘Un pueblo redimido libre, es un pueblo que canta’, al decir del Rab Soloveitchik Z”L. Y es por eso lo del “Shibjú Gueulím” que evocamos cada noche en nuestra plegaria. Porque cantar es un fenómeno atribuido al hombre libre. A este pueblo redimido libre…
Pero hablábamos de méritos. Palabra muy preciada en nuestro vocabulario moral. “Zejut”. Y aquí aplicado a los padres. A esos ‘fuertes’, únicos e increíbles paradigmas de una fortaleza espiritual, cuyo caudal y vigor sustentó la promesa efectuada por D´s y tras cuatrocientos años de penosa y torturante esclavitud, la realidad se hizo presente para los hijos, sumidos en el olvido y la postergación.
De acuerdo al “Sefat Emet”, nuestro conocido Rabino Iehuda Arie Leib de Gur –de bendita memoria-, el milagro producido en la apertura de las aguas del mar y el cruce del mismo es “para que los hijos de Israel obtengan el mérito propio a partir de sus acciones. Ya que la salida de Egipto respondió a la promesa hecha por D´s a los sagrados patriarcas de redimirlos….”.
Es por ello que, para nuestra sorpresa, que leímos tras la portentosa salida de Egipto, precedida por Diez Plagas y fundamentalmente ‘la muerte de los primogénitos’, el Todopoderoso ordena a Moshé Rabenu que “el pueblo de Israel vuelva sobre sus pasos –‘veiashubu veiajanú’- y se estacionen delante de pi hajirot, en el desierto”… Todo ello daría a pensar al Faraón –recién tomando conciencia de haber dejado escapar a los hebreos de debajo de sus manos, que “sagar alehém hamidbar” –que finalmente el desierto los encerró y no sabían cómo salir de él-.
Sin embargo nuestro maestro, nos enseña en su comentario que dicho proceder de la Divinidad respondía a otra realidad: “y después fue Su Voluntad que retornen en su camino y se produzca una segunda gueulá, pero esta vez proveniente del mérito de la fe del pueblo mismo, ya que eso de regresar no era una cosa pequeña…”.
Porque entiende el santo maestro que “seguramente los iehudím entendieron que verdaderamente serían esclavizados por segunda vez por el Faraón. Y es por eso que dice la Torá “lifné pí hajirot” –esto es, el punto del comienzo de la libertad… “HaJirot” podemos leerlo como “HaJerut”…La libertad, ni más ni menos. Llevarlos al punto de partida.
Así y todo, no debemos perder nuestra orientación, nuestros puntos de partida. A partir del milagro del primer día de Pesaj, que provino en su totalidad del Creador, aprendieron los hijos de Israel cómo recrearlo a partir de sus propias fuerzas…Así lo entiende el “Sefat Emet”. Aquí tal vez, la raíz misma de este día tan especial en nuestro recorrido por la libertad.
El tiempo de salir de Mitsráim se encuentra ligado con los padres. Los “Eitaním”. Aquellos que siguen fluyendo cual corriente caudalosa y por cuyo mérito, D´s obra el milagro. El día del cruce del mar, hay un nuevo punto de partida. Tiempo de “Gueulím” –de redimidos-. Los que apuestan al mérito pero redoblan su fe…
COMENTARIO 2:
Perashat Ajaré-Mot comienza con la descripción del servicio especial realizado por el Cohen Gadol en Yom Kipur, e introduce esta sección diciendo que estas órdenes fueron dadas “después de la muerte de los dos hijos de Aharón, cuando se acercaron ante HaShem y murieron”. Esto se refiere, por supuesto, a Nadav y Avihu, los dos hijos mayores de Aharón quienes, en su primer día de servicio como Cohanim, trajeron una ofrenda de incienso que D’s no había ordenado, por lo que fueron muertos por un Fuego Divino (Vaikrá 10:1-2).
El Midrash (Vaikrá Rabá 20:8) cita al rabino Elazar Ha-Modaí señalando la importancia de que la Torá se esfuerce por aclarar la razón por la cual Nadav y Avihu merecían su trágico destino:
“Vengan a ver cuán grave fue la muerte de los hijos de Aharón ante el Todopoderoso, porque en cada caso, cuando menciona su muerte, menciona su fracaso. ¿Por qué todo esto? Para no permitir a la gente la posibilidad de decir que fueron culpables de malas acciones secretas por las que murieron”.
Después de la muerte de Nadav y Avihu, la gente podría haber asumido que los hijos de Aharón debían haber sido culpables de algo más que la única infracción de traer una ofrenda de incienso injustificada para merecer un castigo tan severo.
Por lo tanto, D’s insistió repetidamente en que eran castigados únicamente por ofrecer incienso y no por ninguna otra mala acción…
Cuando las personas rectas fracasan, puede resultar tentador despreciar cínicamente a todos los individuos aparentemente piadosos. Podríamos vernos inducidos a descartar por completo la “piedad” considerándola una fachada y alegar que todos los que tienen fama de justos son, de hecho, malvados pecadores.
En lugar de tener en alta estima a las personas evidentemente rectas, como modelos a seguir que nos desafían a llegar más alto, podríamos optar por señalar los ejemplos de “Nadav y Avihu”, figuras espirituales acreditadas que fracasaron, como demostración de que toda piedad es una farsa. . De esta manera, podemos absolvernos convenientemente de la búsqueda de la grandeza espiritual, viendo la grandeza espiritual como nada más que un falso disfraz exterior.
El rabino Elazar Ha-Modaí advierte contra esta reacción, instándonos a no utilizar los fracasos de los justos como base para descartar por completo la posibilidad de la rectitud. El hecho de que Nadav y Avihu cometieran una ofensa grave no socava sus logros. Estar lejos de la perfección no es lo mismo que el mal.
La Torá nos deja muy claro que las grandes personas malvadas son capaces de cometer graves fracasos, y espera que reconozcamos y condenemos esos fracasos sin dejar de reconocer y apreciar la grandeza de los individuos.
Y así, el rabino Elazar Ha-Modaí nos enseña a mantener una perspectiva equilibrada sobre “Nadav y Avihu”, sobre el desafortunado fenómeno de los individuos justos que cometen errores graves, que debemos reconocer los errores sin rechazar de plano la posibilidad dada a todos los seres humanos de perseguir y alcanzar la grandeza.
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi
Gracias por la información muy interesante