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PERASHAT “KI TAVÓ” – פרשה כי תבוא
- agosto 30, 2023
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
Frutos de la memoria… (Comentario sobre la Perashat Semanal)
Plantar historia es poder cosechar el recuerdo fresco de quienes somos. De dónde venimos y por cierto, hacia dónde vamos. El mandato de poseer la tierra –ya prometida- pasa por ser agricultores de nuestro destino. Y cuando arriba el tiempo de dis-frutar lo plantado, lo sagrado entra en juego. Lo sagrado transcurre por la palabra, por la evocación de hechos que me pertenecen y me ‘marcan’ a fuego, encendiendo en mí la conciencia de mi ser, de mi querer participar, de mi identidad conjugada en enteros…
Allí es cuando la tierra ‘habla’. Cobra repentina vida aquel terreno yermo, inhabitado hasta la desolación. Revive la tierra, sobrevive el hombre. Toda una nación echa raíces, de las más profundas, en la geografía física y en los contornos espirituales de un lugar.
Ser agricultores de nuestro destino decíamos. Frase que me impacta al tomar contacto con la idea que todo pasa por modelar con las propias manos los surcos donde crecerán nuestras esperanzas. Donde se materializarán nuestras expectativas. Donde definitivamente, florecerá lo diferente, lo asombroso, lo natural que cabe en cada ser…
Alcanzar la geografía de Israel, en nuestra perashá semanal, presupone venir hacia ella. “Ve-haiá Ki Tavó” insinúa la Torá en sus palabras iniciales. Venir a la tierra es poder observar el ‘por –venir’…Conductas de futuro. No se trata sólo de llegar a destino. Hay algo más. “Virishtá ve-iashavta bá…”, entonces ‘la heredarás y te asentarás en ella’. La misión –el heredarla- y la visión, asentarnos en ella. Dos procesos que parecen idénticos pero que distan en tiempos y en formas.
Heredar la tierra presupone un Dador. Pero habitarla, “ishuv Eretz Israel” indica receptores y responsables. Por eso hablamos de visión. Hablamos de atesorar el sueño de generaciones y depositarlo en las frágiles manos de los que ‘vienen’. Los tiempos del ‘venir a la tierra’ son presente continuo en la mirada del pueblo judío ancestral.
Solo cuando cabe el “ishuv ha-áretz” –cuando hay lugar para la ‘visión’-, se podrá continuar con el mandato que sigue. Sólo cuando los pies y las manos pueden plantarse con firmeza sobre un palmo de tierra propio, cabe la posibilidad de extraer un fruto. De ‘dis-frutar’- la tenencia. De hacerla habitable. Sostenible y habitable…
Es entonces cuando la evocación tiene lugar. Porque esas manos y esos pies, cansados de servir a otros, renacen al contacto de lo propio, y transforman las lágrimas en sonrisas y la aflicción en canto. El pasado no parece tener lugar cuando el venir a la tierra se torna por-venir.
“Y tomarás de las primicias de todo fruto del suelo, que traerás de tu tierra, que HaShem Tu D’s te da a ti”. Aquí se presentan los ‘agricultores del propio destino’. Tomar de mis frutos –los primeros-, es significar mi presencia. Es resignificar todo el recorrido hasta mi tierra. Es devolverme la secuencia lógica del vivir con dignidad. Trabajar mi suelo, recoger mis frutos. Reconocer mi tierra. Mirar a D’s por entre cada semilla que planto y que florece…
Pero esas primicias –‘bicurím’- poseen un sabor especial. No solo son las primeras, sino que también hablan. Prestan testimonio vívido de quién soy, hasta dónde llegué y hacia dónde pretendo trascender…También los frutos en nuestra sagrada Torá, hablan. Me traen el regalo de su zumo, pletórico de recuerdos, de historias, de pasados y presentes incondicionales. Zumos que tienen sabor a futuro. Zumos que revivifican la memoria de generaciones. Plantamos las semillas de la historia para que los campos del olvido no tengan lugar en la tierra prometida…
HaRambám nos enseña que “las primicias del trigo, del vino y del aceite, las primicias de la masa, la de las frutas, las primicias del vellón de oveja, tantas prácticas que consagran al Eterno el primer producto de toda cosa, tienen por fin desarrollar en el hombre la generosidad y disminuir el deseo de alimentarse y el instinto de propiedad…la recitación del texto que acompaña la ofrenda contribuye también, a desarrollar sentimientos de humildad: hacer saber al hombre que proclama, con el canastillo a la espalda, las bondades de D’s, que se encuentra a Su Servicio, le recuerda, en la prosperidad, las dificultades y las pruebas por las que ha atravesado, por temor a las fallas bien conocidas que engendran la riqueza y la facilidad: la insolencia, el orgullo, el abandono de los buenos principios…”. (Guía de los Descarriados, Parte III, 39).
Rab Shimshon Refael Hirsch ZTS”L por su parte, describe el sentido del mandamiento de las primicias así: “Ningún otro pasaje de nuestra Torá demuestra mejor el carácter específico del campesino de la tierra de Israel, como estas cuantas frases pronunciadas enun momento de intensa alegría y de una satisfacción, que sólo el trabajador y el segador pueden experimentar. Y es en este momento cuando, mientras en cualquier otra parte, dominarían la arrogancia y el orgullo, el sentimiento de una dura conquista y de una posesión legítima, el campesino judío se inclina delante de su D’s y le dice con humildad: ‘Mis antepasados han sido esclavos en Egipto, D’s los ha liberado, nosotros no teníamos ni tierra ni felicidad, D’s nos la ha dado’. Es al tomar conciencia de su origen humilde, de la gloriosa epopeya de su nacimiento como Nación y la Alianza que fue el cimiento que edifica la independencia judía, como el Pueblo podrá conservar la única actitud que le garantizará su futuro. Cada año se presentará en el Templo, con la cabeza en alto, la espalda fuerte, animado por un magnífico aliento de confianza y de esperanza, a sabiendas de que no ha faltado a su deber y que esta certidumbre lo conducirá hacia lãs mañanas claras y soleadas…”.
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!
De todo corazón,
Mordejai Maarabi