PERASHAT “NOAJ”

(Comentario sobre la Perashat Semanal)

21/10/2023 – 6 HESHVAN 5784

“Diez generaciones transcurrieron desde Adám hasta Noaj…” nos enseña el Pirkéi Avot, “para demostrarte cuánto esperó el Creador por el hombre, a fin que cambiase su conducta antes de la destrucción”.

Una lectura compleja presupone este mensaje. Por un lado me habla de la esperanza, aunque por el otro, me insinúa ya lo inevitable…Nos preguntamos: ¿Cabe la esperanza frente a lo inevitable? ¿Valió la pena tanta espera? ¿Acaso el mundo creado no sucumbió tal vez, cuando “las voces de las sangres de tu hermano están clamándome desde la tierra”, definición dramática que le acerca D’s a Cain tras haber atentado mortalmente contra Hebel?

Y diremos que sí. Y no estamos equivocados. En cada muerte violenta, desaparece un rastro de amor, de respeto, de tolerancia. Y parece ser, que la ‘espera’ del Todopoderoso, es por esa condición humana. La otra. La que tiene conflictos pero intenta superarlos desde lo humano, no desde lo bestial que se esconde en el hombre instintivo y sanguinario.

Es a partir de Cain y Hebel que comienza esa tensa espera. Y en los términos de D’s, lo ‘tenso’ se torna ‘extenso’, ya que El Creador, ‘tiene paciencia’…No lo dude. No hay tensión en los Cielos. Hay distensión esperando por los hombres. Por los que quieren ser hombres. Por quienes intentan en cada generación reparar y construir, curar y recrear los vínculos hechos trizas no sólo con D’s, sino con los propios. Aún los más cercanos. Como Cain con su hermano…

“Ze ienajamenu mimaasenu umeitzebon iadenu”. Es la primera vez, tras el nacimiento precisamente de Cain, que se nos brinda la explicación de un nombre en la Torá de la Creación. Ahora es tiempo de Noaj. Su padre, angustiado por cuanta realidad lo circunda, por la improductividad del suelo (la tierra continuaba estando maldita desde Cain) y por un futuro que sólo predice oscuridad, pode en su pequeño hijo, una expectativa: ‘este nos traerá el consuelo por causa de nuestro hacer y por la tensión que generamos con nuestras manos’. Nada más descriptivo. Nada más patético. Cuando nace un niñito todo debería ser alegría, luz, esperanza…Para el padre de Noaj, le basta con hallar consuelo. Le alcanza con bajar la tensión…Nada más pero nada menos.

D’s –así como el papá de Noaj– también espera. “VeNoaj matzá jen beeinéi HaShem” advierte la Torá. ¿Coincidencias con el Cielo en tiempos del sucumbir?

Puede ser…Pero en la coincidencia, debemos hallar la respuesta que diferencia. Mientras para el padre de Noaj lo único que repara es el consuelo, para D’s, Creador, el reparo se halla en el “Jen” (de paso querido lector, ‘jen’ es ‘noaj’ al revés!!)… ¿Qué decimos? Para D’s el consuelo pasa por ser receptivo, por poder percibir, ver, estar atento, prestar inteligencia. Todo eso es ‘jen’, y mucho más.

D’s busca al hombre que sea “tojó kebaró” –por dentro como es por fuera-. Un ser auténtico. Sin dobleces, sin dobles mensajes, sin esa esquizofrenia espiritual que lo divide, lo aleja, lo torna insensible hasta matar…Como Cain, cuando responde al mismo D’s: “No lo sé…¿Acaso soy el guardián de mi hermano?”.

¡Si Cain! ¡Sos el guardián de tu hermano! Sino… ¿Quién lo será, nos preguntamos? Eso para los seres humanos es pedir consuelo. Para  D’s, es hallar al hombre que puede –lleno de ‘jen’-, ser esperanza…

Noaj nace con esa condición. Identidad por dentro y por fuera. Como su propio nombre, ‘de ida y vuelta’, si nos lo permiten.

Diez generaciones transcurrieron. D’s pudo hallar al hombre que buscaba. Ahora es el turno del hombre, hallar a D’s, encontrarse con Él, y construir el ‘puente más angosto que es este nuestro mundo’, al decir del Bratzlaver Rebe.

Noaj tiene todo ‘un mundo por delante’. El será responsable. De renovar el mundo. De renovar la confianza. De hacer aparecer entre las sombras del diluvio, la luz de la honestidad, de la dignidad, de la tolerancia… ¿Podrá?

¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!

Rab Mordejai Maarabi