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PERASHAT “VAYSHLAJ”
- noviembre 30, 2023
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
Dar la cara… (Comentario sobre la Perashat Semanal)
2/12/2023 – 19 KISLEV 5784
Yaacob, después de 20 años en Aram Naharáim, retorna a su tierra, a su hogar, a sus afectos familiares y espirituales. Pero ya no es el mismo. Algo ha cambiado en aquel joven que emprendía un misterioso camino, sólo y desprotegido del amor de sus padres, aunque al amparo de HaKadosh Baruj Hú, quien en un hermoso sueño, le prometió que estaría con él y le haría retornar a esta, su tierra, su heredad. La tierra de sus padres y en donde habrían de crecer y de arraigarse sus hijos…
Yaacob es ahora una familia. Mujeres, niños, posesiones materiales, una gran servidumbre. Debe ahora cruzar el Jordán. Aquel río que lo vio pasar dos décadas atrás “tan sólo con su bastón”, al decir del mismo Yaacob, “ve-atá haiti lishné majanot”, empero ahora ‘me he convertido en dos campamentos’. Una multitud de seres. Una multitud de promesas. Una multitud de compromisos con la vida…
Pero no todo es ideal. La realidad vuelve a escena. Los 20 años transcurridos, parecen no haber disipado la situación de su partida. Tiene miedo como antes. Teme a Esav, su hermano mellizo, con quien las relaciones fraternales no fueron tan buenas, relaciones abruptamente interrumpidas, al llevarse Yaacob la bendición de Yitzjak y con ella el odio de Esav, quien promete -entonces- vengarse de su hermano.
“Vayshlaj” nos relata el retorno de Yaacob a Canaán. Pero antes de cruzar los límites geográficos, tendrá que definir los contornos espirituales de su acción. Sabe Yaacob que del otro lado está Esav. Y necesita comprobarlo. Necesita saber que lo espera en su propia tierra, más allá del abrazo, los besos y las emocionadas lágrimas de sus ancianos padres. ¿Estará Esav, se preguntará Yaacob? ¿Cómo estará? ¿Habrá crecido en estos 20 años su rencor…? Muchas preguntas y ninguna respuesta.
Por eso “Vayshlaj” que significa “Envió”. “Envió Yaacob mensajeros delante de él a Esav, su hermano, a la tierra de Seir, al campo de Edom”. El mensaje a transmitir es simple: “Así ha dicho tu servidor Yaacob: Con Labán he morado y tardé hasta ahora. He adquirido bueyes y asnos, ovejas, siervos y siervas y he mandado a mi señor para hallar gracia en tus ojos…”
La respuesta de Esav no se hace esperar: “Retornaron los mensajeros a Yaacob, diciendo: hemos venido a tu hermano -a Esav- y también él marcha a tu encuentro y 400 hombres con él…”
Aquí es donde arribamos -al principio mismo de nuestra perashá- al momento de mayor dramatismo que nos propone la Torá en este episodio. Y para el lector circunstancial, así como para el oyente ocasional, surgirán preguntas:
¿Pero, en un texto sagrado, de donde emanan leyes y principios morales, normas de conducta y veneración al Creador, qué significan estos relatos tan humanos, tan simples, que hablan de rencores, de odios entre seres humanos, y los aprestos para un encuentro –tan común y tan corriente- entre dos hermanos?
¿Cómo es posible que este texto ocupe tanto lugar en detallar los instantes previos a lo que parece una guerra más que un reencuentro?
¿Acaso de esto aprenderemos a vivir y a comportarnos en consonancia con los hechos aquí relatados??
¿Cuál es, por último, el sentido de tantos conflictos y tantas complejidades que nos provee el relato? ¿Acaso tienen ellos algún efecto positivo? ¿Valen la pena?
Y habremos de responder ante todo: Los conflictos pertenecen a la naturaleza de nuestra realidad. Es un hecho real y concreto que éste nuestro mundo, está repleto de situaciones conflictivas y complejas. Sin embargo, tal como lo afirma el Rey Shelomó: “El Todopoderoso hizo a los hombres rectos, más ellos se hicieron de muchos pensamientos y obstáculos…” (Kohelet 7:29). Es cierto aquello que en la raíz superior las cosas son rectas, empero en la realidad se revelan en forma distorsionada, conflictiva y problemática.
Con Yaacob Abinu, arribamos a esta instancia en la vida de los patriarcas de Israel, y de los seres humanos en particular. No existe otra forma para Yaacob que enfrentarse. Dar la cara a los problemas. No salir siempre victorioso, aunque la verdadera victoria está allí donde puedo enfrentar mis contradicciones, mis dudas, mis peros…Mi esencia humana.
Por eso, cuando aparece el ser humano, el débil hombre, surgen sus dudas, sus especulaciones, su interrogante eterno acerca de aquello que hará el otro, que, aunque mi propio hermano, lo tengo bajo un signo de pregunta…
Por ello -sugieren nuestros maestros-, es que Yaacob toma medidas prácticas para su seguridad, ‘no queriendo confiar en su bondad o corrección’, según Najmánides.
Al enterarse que su hermano marcha hacia él con 400 hombres, lo que insinúa la Torá es elocuente: “…Temió Yaacob mucho y se angustió” – “Vairá Yaacob meod, vayetser lo” …¿Y cómo se pregunta Ud., no confiaba en D´s?
Rashí, el comentarista por excelencia del texto bíblico explica: “Temió ser muerto en una confrontación y se angustió ante la posibilidad de tener que matar en defensa propia…” ¡Vaya circunstancia, verdad!!?
Lo que Don Yitzjak Abarbanel, el célebre intérprete judeo-español rubrica diciendo: “El temor de Yaacob ante Esav no deriva de la debilidad de su fe, o de la falta de confianza en su destino -en nombre de D´s-, sino que, como es, como es normal en el valiente real, al entrar en guerra, teme a la muerte y presiente el peligro, pero elige, cuando es necesario una muerte digna. Empero aquel que va a la guerra seguro de que no va a morir no es ni generoso ni valiente, ya que el no ha elegido entre la vida y la muerte. El hombre valiente se entristece ante la posibilidad de morir, pero la elige si es necesario…”
En la vida real hay conflictos, complicaciones, problemas, tramas y traumas. No podemos ignorarlos. No nos podemos borrar. Debemos luchar contra ellos, enfrentarlos “leheabék” -levantar polvo de la contienda-, reconstruirnos de dentro de ellos. Esta es nuestra Perashá. Es otra de las tantas preguntas de la vida. La vida y sus aspectos. Y cómo enfrentarlos…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi