Blog
PERASHAT “VAYESHEB” SHABAT JANUCÁ
- diciembre 7, 2023
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
Soñar… ¿no cuesta nada? (Comentario sobre la Perashat Semanal)
9/12/2023 – 26 KISLEV 5784
“…Los sueños, son una sesenta ava parte de una profecía…”
(Talmud Bablí, Tratado de Berajot 57 b)
“…Un sueño, si bien puede cumplirse parcialmente, no podrá verse cumplido en forma absoluta“.
(Talmud Bablí, Berajot 55 a)
“…Un sueño que no es interpretado, es como una carta que no ha sido leída…”
(Talmud Bablí, Tratado de Berajot 55 b)
¿Podríamos imaginarnos alguna vez que salga una ley en algún país del mundo, donde se prohíba soñar? Creo, que en la literatura mundial existen situaciones literarias o novelescas que nos van a relatar acerca de personas que han sido encarceladas por soñar o vaticinar cosas, que la sociedad o el grupo estimaban nefastos, perniciosas o simplemente molestas por no ser convencionales…
Pero, no nos preocupa la literatura, no nos preocupa la ficción, no nos preocupa la fecunda imaginación de autores y literatos que recorren el mundo de lo inimaginable, para ofrecernos cosas de impacto literario.
Hoy les queremos contar una historia escrita en un libro, que no tiene autor, ni paga derecho de autores, que todo el mundo puede leer, criticar, representar y aún más: vivir de acuerdo al mismo, gratis, materialmente hablando: gratis…
Este libro es el Tanaj (Biblia) y esa historia, es la historia de Iosef, insertada en la Torá en la perashá que leeremos este Shabat.
Iosef era un joven de 17 años y comete un “crimen alevoso”: sueña… ¿Nos imaginamos qué crimen es ése, soñar a los 17 años?
Y su padre lo ama, como todo padre a todo hijo, manifiesta su amor y afecto como todos nosotros lo hacemos: un regalo a veces…En este caso: “ketonet pasim” -una túnica ornamentada-. Los colores de esta túnica de Iosef perturban a sus hermanos. Los sueños de Iosef, enferman a sus hermanos. Empiezan al principio a odiarlo y después son presas de celos fuertes, hasta tal punto que dice la Torá: “…Ve-lo iajelú daveró le-shalom”, -“y no pudieron hablar con él en paz”-.
Rashí dice que los hermanos eran hombres sinceros, ya que lo odiaban -por lo menos se lo manifestaban en la cara- y no hablaban con él y no tenían: “ajat ba-pé ve-ajat ba-lev”, -una palabra linda cuando estoy frente a ti, y pensamientos destructivos cuando estoy a tu espalda…
Aparentemente, este comentario de Rashí tiene una aceptación muy grande. Muchos jóvenes y adultos piensan lo mismo: Ya que te odio te lo manifiesto, pues odiar y no manifestarlo y seguir aparentando es una hipocresía.
Todo perfecto en el plano teórico. El comentario de Rashí estaría a prueba de error, de no ser por una interpretación de un maestro del jasidismo – Rabi Pinjas de Koretz, un gran moralista entre los jasidím de Europa Oriental – que dice: “…El problema que yo tengo, cuando debo hablar acerca de Perashat Vaieshev es el siguiente: Cuando me toca hablar sobre la primera perashá de Bereshit, no tengo dificultades, hay un personaje bueno y otro malo: Caín y Hevel; Noé y su generación -corrupta y violenta- ; Lot (el sobrino de Abraham y portador de sus virtudes) frente a la sociedad perversa de Sodoma y Gomorra; Itzjak e Ismael; Iaacov y Esáv, etc…
Y todo está bien. La gente siempre está contenta, el bueno siempre gana, el malo siempre pierde. Pero cuando me toca hablar de Perashat Vaieshev, cuando el tema principal son los hijos de Israel, los que formaran las 12 tribus de Israel, me siento incapaz de presentar el problema de Iosef –como el bueno– y los hermanos, los malos. Yo no puedo dividir al pueblo. Yo no debo tipificar a mi comunidad: los mejores y los peores…”.
A mí no se me debe ocurrir nunca -ruego a D’s-, entrar en ese ejercicio destructivo, pensando: ¿Quiénes son las mejores personas de esta comunidad y quiénes las peores? Eso es el fin. Puede haber sí personas que piensen como yo y personas que no piensan todo el tiempo como yo…
“Ve-ló iajelú daveró le-shalom…” El drama es, según un comentarista de la Torá, que ellos, los hermanos de Iosef no podían hablar y por eso no había paz…
“Lo iajelú le-daber, lajén lo haiá shalom…”. No podían, no quiere decir que estaban impedidos físicamente para ello, o que alguien lo prohibía. no era prohibido hablar, solamente ellos no podían superar las barreras imaginarias que ellos mismos habían construido, representadas -en el relato-, por los “pasim” de la túnica; los listones -rayas-, o “barreras” que tenía la túnica de Iosef.
Iosef hablaba, pero en mi opinión personal, el error de Iosef era que hablaba todo el tiempo -y exclusivamente- de sus sueños. “Ba’al ha-jalomot”, como lo llamaron sus hermanos de frente a la venganza.
No está prohibido soñar, pero el soñador tiene que tener en cuenta, a la gente que no tiene esa capacidad, porque si no las distancias se harán cada vez más insalvables…
Y en realidad, en la perashá eso es lo que ocurrió. Los hermanos se alejan de la casa. Se van a pastorear por los campos. “Naseú mi-zé…”, ‘se han trasladado de esto’ literalmente. “Esto”, “zé”, para los intérpretes quiere decir: de la hermandad, la fraternidad. Se han ido. Están lejos de ser hermanos a partir de ahora. Iosef por mandato de su padre Iaacov va en busca de ellos: “Et ajái anojí mebakesh…”, que significa: “…a mis hermanos yo estoy buscando…”.
¡Cuánta actualidad tiene esta frase! Hoy en día, más que nunca en la historia, alguien tiene que salir a buscar a nuestros hermanos que están “pastoreando” en campos ajenos…Ajenos a la escuela judía, a la sinagoga. Ajenos a la tefilá (plegaria), ajenos al Shabat, ajenos a la comunidad…
“Vairú otó me rajók…”dice nuestra perashá. Los hermanos, sentados en el campo lo ven a Iosef “me-rajok”, -desde las lejanías-, desde la distancia…La distancia física no preocupa, la otra distancia es la que destruye…O sea, cuando yo veo a mi hermano y pienso que estoy distante de él, alejado de él…
¿Quién debería dar el primer paso? Pregunta insensible. Pregunta sin sentido. Si lo consideras tu hermano, habla con él, nada más. No hay preguntas…
Nada ni nadie no debe prohibir soñar. Pero nuestros sueños no deben ser exclusivamente para nosotros. Debemos incluir en ellos a nuestros hermanos. Entonces, si hubieren conflictos con nuestros hermanos, no formulemos preguntas. Demos el primer paso, o sea, hablemos. Hablemos para que haya paz.
Cuando dejamos correr el tiempo, se ha perdido la palabra, el ideal, el amor, la confianza: los hermanos terminan vendiendo por poco dinero a aquel entre ellos que soñó…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
¡¡Jag Janucá Sameaj!!
Rab Mordejai Maarabi