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(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
10/08/2024 – 06 DE AV 5784
COMENTARIO 1:
El versículo inicial de Perashat Devarím proporciona el contexto geográfico de la serie final de ordenanzas de Moshé a Bené Israel, especificando la ubicación precisa donde habló con ellos. El Midrash (Yalkut Shimoni 793) explica el propósito de esta información detallada a modo de analogía con un anciano que, al darse cuenta de que se acerca su fin, convoca a un escriba para que escriba su última voluntad y testamento. Antes de que el escriba comience a escribir, le hace al anciano, a instancias de los herederos, una serie de preguntas para determinar el funcionamiento mental adecuado. Le pidió que identificara a sus hijos en la habitación y la ubicación geográfica de su hogar, y una vez que el hombre respondió las preguntas correctamente, el escriba se sintió seguro de que las instrucciones de su cliente se emitieron con una mente clara y con sus facultades mentales completamente intactas.
Del mismo modo, explica el Midrash, mientras Moshé se preparó para entregar estas ordenanzas a Bené Israel , que incluyen fuertes críticas por los errores que cometieron en el transcurso de los cuarenta años de viaje por el desierto, primero necesitaba afirmar su estado de claridad mental. Por lo tanto, identificó los detalles de dónde estaban situadas las personas y el tiempo que tomó viajar desde Egipto a su ubicación actual, dejando en claro que sus facultades mentales estaban funcionando completamente.
Se ha sugerido que, en un nivel más profundo, los comentarios del Midrash transmiten una importante lección sobre críticas y comentarios críticos. Es decir, uno está calificado para ofrecer críticas solo si está seguro de que comprende adecuadamente la situación a la que se dirige, así como el contexto más amplio. Del mismo modo que Moshé no pudo comenzar a criticar a las personas hasta que demostró un conocimiento detallado de dónde estaban y cómo llegaron allí, del mismo modo, no debemos ofrecer críticas a las personas o las comunidades antes de asegurarnos de que comprendamos adecuadamente su situación y sus antecedentes.
Moshé, quien dirigió a la gente en Egipto y durante toda su estadía a través del desierto hasta su campamento en las orillas del río Jordán, en las llanuras de Moab – ‘Arvot Moab’-, tenía un conocimiento profundo de su situación y, por lo tanto, estaba calificado para expresar críticas. Nosotros, sin embargo, a menudo nos sentimos impulsados a ofrecer críticas sin un amplio conocimiento o una comprensión adecuada de la situación que deseamos abordar. El Midrash quizás busca alertarnos sobre la necesidad de reservar el juicio y retener comentarios críticos hasta que estemos seguros de que conocemos todos los hechos y comprendamos claramente el marco más amplio de lo que desaprobamos. Hasta que podamos estar seguros de nuestro conocimiento y comprensión precisos, no estamos calificados para ofrecer críticas, y cualquier comentario de este tipo no solo sería inútil, sino perjudicial y dañino.
Una lección más de Moshé Rabenu antes de partir… Estar seguros de aquellos que deseamos reprobar. Es decir, comprender texto y contexto. Porque ‘pretextos’ para criticar, los tenemos siempre a mano… El mes de Ab es una invitación a preservar nuestros labios de engañar y engañarnos. Y a nuestras lenguas de evitar el mal. Tiempo de corregir. Tiempo de cambiar. Para bien…
COMENTARIO 2: Cuando el silencio y la palabra son dorados…
Tiempo de ‘Palabras’. Palabras que se llenan de sentido y de sonidos. Sólo una voz retumba en las llanuras de Moab ante una multitud. Una voz que llega, que penetra, que sacude… Moshé Rabenu, en sus ciento veinte años, posee la vitalidad de un hombre, que por amor al prójimo está dispuesto a dar de sí más. Y por sobre todo, no acallar su voz en su retirada…
“Ele haDevarím…” – ‘Estas son las palabras que habló Moshé ante Bené Israel…’. Nuestro Jumash inaugura este Shabat un tiempo. Cuando concluya, comenzará “shavúa she-jal bó”…’La semana en que cae…’. Así, en silencio. Insinuándonos como no ‘llamarlo’ a ese día, que está allí, en medio de una calendario caprichoso, que se reviste de duelo y dolor, implacable, acuciante, amenazante….desde entonces hasta hoy.
Las palabras son el prólogo al silencio. No hay dudas. Porque cuando se ve la destrucción, no quedan palabras ya. Y sin embargo, nuestro maestro Moshé, nos vuelve a dar una lección de vida. Lección debida…
Ciertamente hay tristeza. Pesar. Congoja. Dolor…Ciertamente no queremos ver el desenlace tan poco esperado pero previsto…Ciertamente, quisiéramos escuchar el suave susurro de una canción de ‘cuna’, que nos envuelva entre sueños de generaciones y nos lleve a ver una luz, más cercana, más visible, una luz más…
‘Devarím’, las ‘Palabras’, llevan a mirarnos por dentro. Palpar quiénes somos. Qué llevamos en esa mochila de siglos, y comprender cómo sobrellevar a esos días que habrán de sobrevenir –shavúa she-jal bó- para enfrentarlos con algún sonido, o tal vez, con algún sentimiento mejorado, recobrado, renacido…
“Mishenijnás Av…”- ‘al ingresar el mes de Av’- plantea el principio rabínico, ‘disminuimos nuestras manifestaciones de alegría’. Curiosa demanda instalada en medio de nuestro calendario…Disminuir la alegría. No incrementar la tristeza…
Y creo que allí, estimado lector, halla respuesta nuestra curiosidad. Hay una forma de ser, de pertenecer, de estrechar los vínculos, de vivir con los hombres y con D´s para la tradición judía. Y todo ello gira en danza silenciosa y solemne en torno a la alegría. “Simjá”, palabra hebrea que ella misma, al pronunciarse destila la misma sensación de su significado… ¿No le parece?
Nuestra Torá nos pide a servir a D´s con alegría. No es este un descubrimiento de la modernidad. No. Sólo a través de esa sensación, solo por medio de esa expresión es que alcanzaremos el camino que conduce hacia lo significativo. El camino que delimita entre sus anchas avenidas a veces y calles estrechas –muy estrechas las otras veces- nuestro tránsito por la vida, en busca del sentido del vivir…
Llega el mes de Av y parece cubrirse de una realidad inesperada. O al menos conocida ya por su entorno pero con ganas de modificarla…¿Llegará el tiempo –como decía el profeta- en que estos días ‘serán de fiesta y de alegrías’? Todo cambia desde que comienza. Hasta nuestra predisposición parece mutar por un ánimo diferente, una suerte de malestar impensado que acosa, molesta diríamos, hasta en los aspectos que en otros días, en otros meses, resultan gratificantes y placenteros.
Hay una herida querido lector que no ha cicatrizado. Lleva casi dos mil años en el cuerpo del pueblo judío de cada generación y en el alma del Israel eterno. Una herida que nos habla del haber perdido nuestra Casa una y otra vez, a manos de un destino forjado por nuestras propias manos.
Nos quedamos sin Casa, y los hijos de cada época, se alejaron de la mesa de Su Padre. Distancias inconmensurables. Silencios dolorosos. Clamores que no pudieron quebrar las barreras impuestas entre el Cielo y la tierra.
Y cuando hay distancia, y cuando se multiplica el silencio, y cuando el amor se troca por indiferencia, y cuando el grito se pierde en la inmensidad de la noche, entonces la alegría se niega a asomar por entre las comisuras de labios paralizados ante el temor y la estupefacción…
Pero no hay lugar para incrementar la tristeza. Pues ella está allí, intacta, hablando por entre las lágrimas desde hace siglos –milenios ya- y para sugerirnos que una verdadera alegría debe contener siempre a la tristeza…
Al ingresar el mes de Av una sensación muy particular recorre visceralmente el cuerpo judío por doquier. Un cuerpo inquieto que busca curarse. Un cuerpo herido que anhela la cicatrización…Pero la medicina esta vez, la debe proporcionar el alma. Porque entiendo –humildemente- que cuando ‘disminuimos nuestras alegrías’ nos ponemos de frente a la realidad y como tal, sabemos lo que enfrentamos…
Cuando me pregunto acerca del por qué de nuestra supervivencia en un mundo que parece no querernos y que se esfuerza hasta el día de hoy en despojarnos de nuestra Casa –hoy el tercer estado judío aunque no tengamos el Santuario aún-, creo que el mes de Av me devuelve aún en medio de dolor y el desconsuelo, la certeza: tener en claro la meta me hará superar los tiempos intermedios…Aun cuando me prive por un tiempo del condimento esencial para la vida, como lo es la alegría. ¿Será tal vez por aquel refrán tan popular que dice ‘el que ríe último, ríe mejor’?
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi
me encanta el hebreo porque es la raíz de mi religión y quiero aprender bien, sus principios, el idioma mismo
me encanta el hebreo porque es la raíz de mi religión y quiero aprender bien, sus principios, el idioma mismo
Shabat Shalom bendiciones mi estimado rabino ,desde Colombia siempre lo llevo en mis oraciones y que el Eterno bendiga a la casa de Israel, Amén.