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PERASHAT “VAYERÁ”
- noviembre 2, 2023
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
(Comentario sobre la Perashat Semanal)
04/11/2023 – 20 HESHVAN 5784
Los días de Abraham y Sará se multiplican. Una visita inesperada que anuncia una llegada tan esperada. A veces los sucesos bíblicos acompañan las inquietudes. Otras veces, las responden…Y siempre nos permiten ser partes de las mismas. Ingresar y acompañar a los hombres en sus caminos, penetrar los sentimientos y experimentar el desencanto a la vez que la profunda y tranquilizadora fe que acerca la esperanza de un nuevo día…
Un primer “Lej Lejá” que compartíamos el pasado Shabat, para movilizarnos en familia junto a la primera pareja de nuestro pueblo. “Venibrejú bejá col mishpejot haadamá” le decía D’s a Abraham al iniciar su camino. Las familias de la tierra toda serán receptoras de la bendición de Abraham. Allí el sentido profundo –las raíces- del camino. Nuestra Torá parece insinuarnos que junto a Abraham y Sará comenzaremos a hablar un nuevo lenguaje: familia, ‘mishpajá’. Núcleo vital de la sociedad humana toda. Centro y sentido excluyente del pueblo judío en ciernes. ¿Cómo plasmar dicha bendición? Nuestra porción semanal nos lo muestra. La promesa de D’s se torna realidad. Un anuncio tiene lugar: “…lamoed Ashuv elejá kaet jaiá ulSará ben”. ‘Volveré a ti (le anuncia D’s a Abraham) en esta fecha, dentro de un año, en tiempos del nacer, y Sará dará a luz un hijo’.
Tal vez por ello nuestra parashá principia con “Vaierá”, tal cual la denominamos en un intento de identificarla. ‘Se hizo ver’, ‘Se le apareció’, ‘se le hizo manifiesto’. Más y más posibilidades. Pero todas ellas tienen lugar con el ‘ver’. Abraham y Sará podrán ver. “Ureé baním lebaneja” canta el rey David. ‘¡Que veas hijos sobre tus hijos!’. Los hijos se ven. Aparecen como un sueño o una profecía. Se manifiestan iluminando a veces, las más oscuras noches de la vida.
Itsjak será ese mañana. Como su nombre, pronunciará el futuro. Alimentará el por venir. Llevará al regocijo inocente de su anciana madre y conducirá a la felicidad de su padre. Felicidad que principia con fe…Más íntegra. Más fuerte.
¿Cuánto puede la llegada de un hijo a la vida? Usted, querido lector, sabrá responder a la par mía. Abraham lo celebra. Tal vez como todos. Pero en un tiempo diferente al mío o al suyo. También en eso marca caminos. “Vaiáas Abraham mishté gadol” nos cuenta la Torá. Abraham hizo una gran fiesta…¿Cuándo? “Beion higamel et Itsjak” –‘el día en que Itsjak se destetó-…’ Como padre, celebra el tiempo cuando su hijo se torna un tanto más autónomo. Comienza a mostrar su independencia. ¿Increíble, no le parece?
Y tal vez por ello, es que arribamos en tan pletórica de eventos parashá, a la cúspide del vínculo. Otro “Lej Lejá”. Diferente al primero. Muy diferente. Porque ahora es el turno de caminar padre e hijo. El Monte Moriáh será el escenario. La “Akedá” –que hay quienes se obstinan el definir como sacrificio- la meta. Digamos de paso, que ‘akedá’ significa ligazón, atadura, permanecer unido a…Nada más pero nada menos. “Vailejú shenehém iajdav” – ‘y se encaminaron los dos, juntos’-, tal el gráfico de ese ir de un padre de 137 años y su hijo de 37.
¿“Dónde está el cordero para el sacrificio, padre mío”? pregunta Itsjak. “Elokím Iré lo hasé leola beni…” responde el papá. ‘D’s verá…’. Así como me hizo verte aún cuando tú no estabas, ahora también lo hará ver… Porque cada hijo incrementa la fe en la vida. Nos conmueve y nos genera más y más respuestas, más allá de cualquier incógnita.
Finalmente, el cordero habrá de aparecer, como lo sabemos. Y volvemos a ver. Aquel lugar recibe un nombre. Abraham lo hace. “HaShem Iré, asher ieamer haiom: beHar HaShem Ieraé…”- ‘D’s verá, como será dicho hoy: en el Monte de D’s será visto’- ya que cuando lo esencial ‘es invisible a los ojos’ como decía el autor del Principito, allí el hombre puede ver con más claridad.
Padres e hijos, la construcción esencial del edificio de nuestras vidas. Juntos nos abren la condición del ver…del divisar. De la extensión y del horizonte. Futuro que se torna presente. Pasado que asegura el porvenir. Abraham, Sará e Itsjak llegan a nuestros relatos para invitarnos a crear y a creer…De nosotros depende.
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi