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(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
20/01/2024 – 10 SHEVAT 5784
COMENTARIO 1: Para la libertad…
Cuando de libertad hablamos, empleamos el término “liberar”. Y si quisiéramos recorrer un poco más el vasto lenguaje humano, hallaríamos que “deshacer los haces de la opresión” alcanza en cierta dimensión al acto de liberar, que es la libertad. También nos conduce a recrear la idea de liberación –y citamos, por qué no, a los mismos profetas de Israel–, la expresión: “desatar los nudos o coyundas de la injusticia o esclavitud”. Queda claro entonces, que las definiciones que acompañan al acto del liberar, están por lo general ligadas a cierto “des-ligar” o “des-ligarse”, lo que indica a las claras una patente necesidad de “no tener nada más que ver con aquello que me aprisionaba, me inmovilizaba y hasta impedía mi marcha, mi pensar y mi decir”.
Perashat “Bó el Par’ó”, “allégate ante el Faraón”, es la orden de D’s a MoshéRabenu; nos pone de cara al instante único e irrepetible que habremos de vivir como pueblo judío a las puertas de la libertad: “Yetziat Mitsráim”, una de las columnas sobre las cuales se sostiene el judaísmo todo al decir del Rab Hirsch ZTS”L. La otra columna será “Matán Torá”, otro episodio único e irrepetible en esa dimensión popular y colectiva de la Revelación Divina en la Entrega de la Torá. Será en la presente sección, cuando el pueblo de Israel empiece a saborear el gusto de la libertad. En plena casa de la esclavitud, para que la libertad pueda ser apreciada, vivida y encuentre su real dimensión y proyección. No sólo las señales y los portentos obrados ya, y que obrará el Todopoderoso en Egipto, serán la cuota parte de la maravillosa liberación, sino y por sobre todo, el alcanzar los tiempos propios para cumplir con los preceptos Divinos (imprescindible para dicha libertad). No hay “libertad de”, sino “libertad para”, al decir del filósofo moderno.
Así es como accedemos en este Shabat, a la primera mitsvá que fuimos ordenados como pueblo, previo a la salida de Egipto. ¿Cómo –usted se preguntará con razón–, es posible observar un mandamiento de D’s cuando no está en mí, esclavo, decidir sobre ello? Y es cierto, muy cierto lo que usted, querido lector, está pensando. “Eved patur min ha-mitsvot”, sentenciaron los sabios. “El esclavo está exento del cumplimiento de las mitsvot”. Sentencia obvia, pues para acceder al precepto debo contar con mi propio tiempo, y eso es sinónimo de libertad. Ni más ni menos. Y ahí la grandeza, la riqueza inconmensurable de nuestra Torá, que nos alienta a saber que para ser libre es necesario, vital y hasta imprescindible, el poder comenzar a serlo en el mismo lugar en que fui esclavo.
En la cuna misma de las miserias, los tormentos y la extranjería, nacería el hombre libre de Israel. Y esa mitsvá fue: “Ha-Jodesh ha-zé lajem rosh jodashím…”, “Este mes es para vosotros, primero entre los meses…” El Todopoderoso entregó a los hijos de Israel el dominio del tiempo en sus propias manos. “Hasta ahora los demás disponían de vuestro tiempo, a partir de ahora, sois libres de hacer en él cuanto os plazca”, explica una y otra vez el comentarista bíblico Seforno. Y esa libertad comienza en Rosh Jodesh Nisán, y consagrarán la nueva luna en el mismísimo Egipto; una luna absolutamente nueva para quienes serán comparados –desde entonces– con ella a lo largo de su existencia. Pero no hay libertinaje. No se presenta desde ahora una suerte de “vale todo”, en nuestras palabras. Ahora es tiempo de “ataduras”, de sentirse “ligados”, de poder “apretar y sellar” cada episodio de la libertad (redención, gueulá) adquirido, a la vida cotidiana. ¿Y cómo nos habremos de atar, de ligar, de permanecer íntima y estrechamente vinculados a esa salida, a esa “libertad para” que no es sólo cuerpos que se movilizan? Al final de perashat “Bó”, estimado lector, encontrará la respuesta: “Y los pondrás por señal sobre tu brazo, y como recuerdo sobre tus ojos”. Llegará la mitsvá, que deviene de mi propio tiempo: los Tefilín. Y afirma el Talmud (Guitín 40 A): “Eved she-hiniaj tefilín lifné rabó, iatsá la-jerut”, es decir, que “el esclavo que se colocó los tefilín en presencia de su amo, es señal de que ha salido a libertad”. Tefilín del brazo y de la cabeza, para atarnos a la Eternidad…
COMENTARIO 2:
En Perashat “Bó el Par’ó”, Moshé prevé el momento en que “tus hijos te preguntarán: ¿Qué es este servicio (‘avodá’) para vosotros?” (12:26). Como sabemos por la Hagadá, Jazal interpretaron este versículo como una referencia al hijo malvado –“rashá”- רשע que plantea su pregunta con burla y desprecio, más que por un deseo sincero de conocimiento e instrucción. Pero según un punto de vista de la Mejilta (Midrash Halajá del Jumash Shemot), la situación es incluso peor que eso. Este punto de vista dice que el versículo significa que “Bené Israel recibieron noticias terribles en este momento: que la Torá finalmente será olvidada de Israel”. Latente dentro de la predicción de Moshé hay una advertencia a Bené Israel de que algún día olvidarán la Torá. Pero, ¿en qué parte de este versículo detectaron Jazal un pronóstico tan espantoso? Por el contrario, este versículo muestra que incluso los niños malvados de Bené Israel expresarán cierto interés en su tradición y herencia…
El pasaje correspondiente en el Midrash Lekaj Tov indica que el alejamiento de los niños de las costumbres y tradiciones de sus padres significa la perdición para la observancia continua de la Torá. Al preguntar: “¿Qué es este servicio para vosotros?”, el hijo malvado –“rashá”- expresa su exclusión de este servicio, deja en claro que el servicio es solo para la generación anterior y no para él. Cuando este sentimiento prevalezca entre el pueblo judío, entonces, de hecho, la Torá pronto será olvidada, D’s no lo quiera.
Rab Simja Bunim Sofer (hijo del Ketav Sofer), sin embargo, en su “Sha’aré Simja”, sugiere una comprensión completamente diferente de este Midrash. Afirma que la objeción del hijo malvado se expresa más claramente no a través de la palabra “lajem” – “a vosotros”, sino más bien en el término “avodá” –עבודה . La lectura más simple de esta palabra es que significa “servicio”, refiriéndose al Seder de Pesaj. Pero “avodá” también significa trabajo arduo.
El hijo malvado ha perdido todo interés en las mitzvot y las ve como nada más que “avoda”, como una carga sobre sus hombros. No siente entusiasmo por la Torá y las mitzvot. El Sha’aré Simja explica así esta Mejilta como una advertencia de que este tipo de actitud sin espíritu hacia la observancia de la Torá resultará naturalmente en la desaparición final, Dios no lo quiera, de las mitzvot.
Am Israel no puede perpetuar sus leyes y tradiciones sin el gozo y el entusiasmo que tradicionalmente ha caracterizado el enfoque de nuestro pueblo hacia las mitzvot. Moshé advierte así a Bené Israel que si llegan al punto en que la generación más joven se acerca a las mitzvot como una “avodá“, donde la Torá se observa estrictamente por un sentido de obligación, sin ningún entusiasmo o sentimiento, entonces se siembran las semillas para una eventual desaparición de la Torá, D’s no lo quiera, del pueblo judío.
Esta pregunta que casi siempre ‘nos molestó’ en medio del tan bello Seder, no habla de quien se auotexcluye, sino de muchos -¡muchísimos!- que sienten el ‘peso de la ‘avodá’ – la obligación de sentirse yehudim a lo largo de sus vidas…Es tiempo, hoy más que nunca, que nuestros hijos y nietos sientan el ‘peso’ real del ser judíos, con orgullo y por sobre todo, felicidad…”Ashré yoshebé beteja…”. ¡Felices los que habitan en Tu Casa!. Hagamos el esfuerzo para que ninguno de entre ellos –hijos y nietos- sientan la ‘pesada carga’ del sentirse judíos…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi