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(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
03/02/2024 – 24 SHEVAT 5784
COMENTARIO 1: Estamos invitados…
Es tiempo de Torá. Egipto ha quedado atrás y el desierto de Sinai se ha erigido en algo más que una montaña. “Y esta será la señal para ti de que Yo Te he enviado: cuando saques a los Hijos de Israel de Mitsraim, habrán de servir a Elokim sobre este Monte…”.
Tales fueron las Palabras del Todopoderoso a Moshé Rabenu aún el mismo descreído de sus propias fuerzas y conducción.
La señal –‘Ot’- en idioma hebreo representa una idea singular, más allá de la señal en sí misma. Rashí nos enseña que ‘Ot’, es “para darnos a saber que hay poder y autoridad en Quien está enviando a sus emisarios”.
Es por ello que, en la antesala de la misión encomendada a Moshé y a Aharón su hermano, había una necesidad, necesidad de la cual emanaba la Autoridad Suprema del Creador. Y ese sería el enfrentamiento real en Egipto. El Todopoderoso versus el Faraón, otrora semidiós idolatrado por su gente y sus ministros.
“Envía a mi pueblo” fueron las palabras que sonaron fuerte a la llegada de Moshé a la corte real. “Para que Me Sirvan a Mi (a D’s)” es la conclusión final y fundamental de tal ‘envío’. Y nosotros no debemos olvidarlo. No hay nada como la libertad por cierto. Pero no hay cosa mejor que la libertad para algo…Una libertad acompañada de responsabilidad. Un libertad del cuerpo que habría de remedar en la liberación del alma moral de la nación.
“Habrán de servir a Elokim sobre este Monte…” fue la primer y concluyente señal de D’s a Moshé en el Monte Sinai. Allí en medio del corazón del fuego de la zarza que aun ardía, esperando ese día, ese encuentro. Aguardando a un pueblo todo para que ‘sirva a Su D’s’, al ‘D’s de sus padres, de Abraham, Itsjak e Iaacov’.
“Para que Me Sirvan a Mi (a D’s)”, resonaba una y otra vez ante cada llegada a palacio en los oídos de un necio y endurecido Faraón.
Y durante el presente Shabat arribamos a ese tiempo. A la concreción de la Palabra del Creador. Nunca postergada y siempre cumplida. Cincuenta días después de la milagrosa y portentosa salida de Egipto –“Yetsiat Mitsraim”- tal como lo eternizamos en el mismo Kidush de este día de Shabat, el pueblo de Israel arriba a la ‘Señal’ establecida por D’s a Moisés.
¿Y por qué nos preguntamos fue dicho: “Y esta será la señal para ti…”? ¿Por qué particularmente para Moshé? Explica Rabi Moshe Ben Maimón (Maimónides): ‘A Moshé le desagradaba estar acreditado ante los judíos gracias a signos y milagros, sabiendo que la fe establecida sobre tales pruebas es poco segura. El Eterno respondió a sus temores: La señales que Te doy (en las pruebas referidas al bastón transformado en serpiente y la mano enferma de llagas) no son más que por ahora. Pero cuando hayas hecho salir al pueblo de Egipto, es será invitado en esta montaña para servir a D’s, y desde entonces, no quedara ninguna duda sobre tu persona en el fondo de su corazón. Esta será la señal que Te envié’ (Hiljot Yesodé ha Torá, VIII:2).
Así leeremos entonces en nuestra perashá semanal que, una vez arribados, en el comienzo del tercer mes al desierto del Sinai y habiendo acampado frente a la montaña, lo que habría de sobrevenir era simplemente la Gloria desde los Cielos hacia la Tierra… “Entonces HaShem dijo a Moshé: He aquí que Yo vendré a ti en una nube espesa, a fin de que oiga el pueblo mientras Yo hablo contigo, y que también crean en ti para siempre…”.
“Ve-gam beja iaaminu leolam…”. ‘Y también crean en ti para siempre’. Para aquel que no creía en sus propias fuerzas y que en un momento puso en duda la credibilidad del pueblo de Israel…
Estamos en Sinai para alcanzar el grado más elevado como individuos y como sociedad. Alcanzar el nivel de los patriarcas del pueblo judío y ‘ser como ellos’. Esto significa el arribo al lugar. Tanto para Moshé como para Israel. Sellar a fuego aquello que somos y seremos “maaminim, benei maaminim…”: ‘creyentes, hijos de creyentes’.
Es por ello que el Eterno puso señales y maravillas entre las manos de Moshé, las cuales deberán proporcionar la prueba de su misión Divina.
Y es por ello que el Rambám explica en su Tratado que ‘las comprobaciones que se basan en señales y maravillas no tienen sino valor relativo y accesorio. La verdadera legitimación del profeta proviene de la revelación Divina que le es dirigida, como fue el caso de Moshe cuando la Revelación en el Sinai ante los ojos de todo el pueblo. Fue en ese momento que el recibió la promesa: “gam beja iaaminu le-olam” –ellos te creerán eternamente (en adelante), sin tener que recurrir a señales y maravillas’.
Es tiempo de Torá. Es la hora cuando la Emuna Shelema –la fe integra y sincera- llega a conjugarse en tiempo presente, pasado y futuro. Porque Sinai es sinónimo de Eternidad. Porque la Tora es Eterna. Porque “Netsaj Israel lo yeshaker”… ‘El Eterno, D’s de Israel, jamás será desmentido’.
Arribamos a la estación de la Eternidad, pasando revista a todas las generaciones. Los de entonces y los de ahora. Siempre. Nosotros por cierto estamos invitados este Shabat, a sumarnos y subirnos en la estación de la eternidad. Abrazando la Torá. Comprendiendo Sus Mitsvot. Siendo cada día y ejercitando hora tras hora, nuestra condición judía.
COMENTARIO 2:
En el versículo final de Perashat Yitró, la Torá ordena: “No subirás a Mi altar por medio de gradas, para que no reveles tu desnudez sobre él”. Subir unas escaleras requiere abrir las piernas de una manera que sería inapropiada al subir al altar para realizar el servicio. Por lo tanto, la Torá requiere la construcción de una rampa, en lugar de una escalera, sobre la cual ascender al altar.
Rashí, citando la Mejilta (Midrash Halajá del Sefer Shemot) , comenta que esta ley nos recuerda hasta qué punto debemos asegurarnos de evitar faltarle el respeto a otras personas: “Si por estas piedras [del altar], que no tienen el conocimiento para ser perturbadas por la falta de respeto, la Torá dice: ‘Ya que sirven a una necesidad, no los trates de manera irrespetuosa’, entonces tu compañero, que tiene la imagen de tu Creador y está perturbado por la falta de respeto, ¡tanto más! ”
Vale la pena señalar que esta comparación, entre el respeto al altar y el trato digno a los demás, se hace específicamente en el contexto de los medios para ascender al altar para el servicio. La altura del altar, que requiere subir a lo largo de una rampa, probablemente simboliza el tema del crecimiento personal, elevándose uno mismo al servicio del Todopoderoso. Cuando nos acercamos al “altar”, mientras buscamos servir a nuestro Creador, debemos hacer un esfuerzo por “ascender”, para llegar a ser más grandes de lo que somos actualmente.
Posiblemente, la comparación hecha por Jazal entre el altar y nuestro prójimo debe verse desde esta perspectiva. Nuestros Sabios aquí nos instan a considerar a nuestro prójimo como un altar, que nos ofrece una oportunidad de crecimiento y ascenso. En prácticamente todas las personas podemos encontrar una cualidad positiva de la que podemos aprender y que podemos aplicar a nuestra propia vida y conducta. Como enseña la famosa Mishná (Avot 4:1), una persona sabia aprende de todas las demás personas. Si bien en ocasiones podemos sentirnos inclinados a menospreciar a los demás, sintiendo, tal vez con razón, que sobresalimos en áreas en las que ellos no lo hacen, la verdad es que tenemos qué aprender de todos. Jazal – nuestros sabios de bendita memoria- nos exhortan a buscar las cualidades positivas y admirables de los demás que podamos emular, de modo que cada encuentro con otra persona pueda parecerse a la experiencia de servir a D’s en el altar: una experiencia de ascenso y superación personal. Cuando nos acercamos a otras personas con esta mentalidad, naturalmente respetaremos a las personas que nos rodean, las trataremos con dignidad, afecto y preocupación, y encontraremos y aprovecharemos innumerables oportunidades de crecimiento cada día de nuestras vidas.
Algo más para iluminar nuestra mesa el presente Shabat. “Al tehí baz leshum adám”. ‘No desprecies persona alguna’ insistían los maestros de la vida y la experiencia. Cada ser humano posee una luz particular. Una mirada singular. Y una enseñanza única. Y El Todopoderoso nos ha colocado en esa imaginaria ‘rampa’, donde subir y bajar hacia lo venerable y el servicio genuino, nos permite vernos, a la distancia, y apreciar la cercanía del prójimo y de D’s…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi