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PERASHAT “VAYKRÁ” (SHABAT ZAJOR)
- marzo 21, 2024
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
23/03/2024 – 13 DE ADAR II 5784
COMENTARIO 1:
Rashí, en su comentario a Perashat Vayikrá, destaca la fórmula única de la Torá en referencia a una persona que ofrece una minjá (ofrenda vegetal). A diferencia de los otros sacrificios voluntarios, la Torá habla de una persona que elige ofrecer un minjá con el término “nefesh” (literalmente, “alma”). Basado en la Guemará en Masejet Menajot (104b) Rashí explica que esta palabra se usa porque la minjá generalmente la traían los desfavorecidos, que no podían permitirse los sacrificios de animales. Una pequeña ofrenda traída por un pobre es especialmente apreciada por D’s debido al difícil sacrificio que esto implica, y por lo tanto, se considera que esa persona ha ofrecido su “nefesh”, todo su ser, al Todopoderoso.
El entendimiento común de esta observación es que aunque un minjá es una ofrenda pequeña y modesta, que adquiere gran importancia debido al considerable sacrificio económico que hace el pobre, que ofrece a D’s una pequeña porción de su limitado suministro de grano. Sin embargo, algunos han sugerido una lectura diferente del comentario de la Guemará. La diferencia entre la escasa ofrenda de un pobre y la gran oferta de una persona común no radica necesariamente en el nivel de sacrificio financiero que conlleva, sino más bien en la impresión que causa. Cuando una persona común trae un sacrificio de animales y la gente lo ve trayendo una gran y respetable ofrenda voluntaria, no puede evitar sentir cierto grado de orgullo. Incluso si su decisión de traer una ofrenda fue motivada principalmente por un deseo sincero de mejorar su relación con D’s, es casi imposible que sus motivos sean perfectamente puros. Casi invariablemente, su oferta irá acompañada de al menos un ligero matiz de exhibicionismo o satisfacción por el respeto que se está ganando entre sus compañeros y espectadores. Cada vez que hacemos algo público y excepcional, nuestro altruismo se ve comprometido, aunque sea muy levemente, por la admiración que recibimos. Y por lo tanto, incluso una ofrenda de animales impulsada por un idealismo será, con toda probabilidad, menos que perfectamente sincera, dado el orgullo justificable que siente el individuo cuando otros lo ven trayendo el sacrificio.
El hombre pobre, sin embargo, no se siente tan orgulloso cuando trae su pequeña ofrenda de grano y aceite al Bet Ha-mikdash. En todo caso, se siente avergonzado mientras se dirige al Mikdash con un escaso sacrificio, y necesita reunir coraje y determinación para superar estos sentimientos y continuar con su ofrenda. Y es quizás en este sentido que la Guemará dice que se considera que el carenciado que ofrece una minjá ha sacrificado su “nefesh“. Esto podría referirse no al nivel de sacrificio que implica, sino más bien al nivel de sinceridad. La minjá del carenciado es pura y genuina, traída sin ningún otro motivo que la acompañe. No hay ningún beneficio social en esta oferta, al igual que en los sacrificios más grandes. El indigente trae su ofrenda con sinceridad pura e inmaculada, ya que no gana admiración ni notoriedad a través del sacrificio.
Si es así, entonces el comentario de la Guemará nos enseña a luchar por este nivel de autenticidad pura en nuestra vida religiosa. Como se mencionó, es casi imposible evitar el deseo humano natural de respeto, admiración y reconocimiento de los demás. Sin embargo, el elogio especial de Jazal por la escasa ofrenda de la minjá del pobre nos enseña a aspirar a la sinceridad pura, a dirigir nuestros esfuerzos hacia honrar al Todopoderoso en lugar de honrarnos a nosotros mismos, y que la observancia de la mitzvá consiste en hacer lo correcto, y no se trata de ganar el respeto de otras personas.
COMENTARIO 2: Estar cerca es bueno…
“…Ma tovú dodaij mi-iain ve-reaj shemanaij mi-col besamím”. El amor es fragancia. Es percibir la presencia del otro inhalando los aromas que invaden el recinto de los amados. Todo se torna enigmático pero a la vez, manifiesto. Descubrir la llegada del otro y sentir los olores que impregnan el aire, llenando la imaginación del amado y lo animan a no perder ya más la esperanza…
‘… ¡Más agradables que el dulce vino son tus amores; y la fragancia de tus perfumes excede a todos los aromas!!’ es el eco que reproducen los sonidos del encuentro. Amor es entrega y a la vez, proximidad. Entonces, conjugamos la cercanía. Inquietud bella esta del estar cerca…sentirse próximo. Descubrir al prójimo…Entonces, un suave aviso. Un susurro que penetra los sentidos: aromas inconfundibles que identifican a quien se ama. A quienes se aman…Oler el amor se torna en la tarea más profunda reservada al ser humano. Cerrar los ojos, detener la respiración, impregnar los oídos con un único sonido: entonces emerge la fragancia más dulce que el vino; es cuando se destilan perfumes que superan los aromas conocidos. Sólo el amor del Cantar de los Cantares parece reconocer esencias sublimes, sino inolvidables…
Así es como el Amado reconoce a su amada cuando se acerca. Cantaba el padre de nuestro rey, ‘kirbat Elokim li, tov…’: ‘la cercanía a D’s para mí, ¡es lo bueno!’. Estar de Él, tarea que resulta ímproba a veces, tal como los que se aman de verdad intentan hallarse próximos. Nuestro Shir nos invita a descubrir los caminos. Recónditos la mayoría de las veces, cuando la cercanía no se traduce sólo entre los cuerpos.
Inauguramos junto al mes de Nisán –encuentro fértil y fecundo entre los amados-, el Jumash de Vaikrá. Su nombre lleva impreso el ‘llamado’ y su esencia, transmite el arte de acercarse a ese llamado. Los caminos. Esos circuitos que parecen claramente trazados en las vidas de las personas pero que nos sorprenden –tanto como el amor cotidiano- a redescubrir los pasos y a rehacer sendas nunca caminadas. Los caminos del amor suponen entrega. Requieren de presencias inacabables. De enmendar lo errado y de afirmar lo cierto. Es cuando una nueva vida se instala entre quienes se aman…
Ser junto al otro es hacer por el otro. En el campo humano, se denomina reciprocidad. Entre los que se aman, encuentro y felicidad. Y entre el hombre y D’s, servir con integridad, con totalidad. Es entonces cuando sentir la presencia del otro no siempre es verlo. No siempre es tenerlo frente a mí… Imaginar sus olores, es acercar su presencia. Es evocar con delicados aromas los espacios jamás acabados, que se renuevan aún en la ausencia… Porque el amor supone distancias. Y crea nostalgias. Y exige una vuelta…Regresar a un lugar, a un día, a una hora, a la eternidad del espacio y el tiempo.
Vaikrá nos lleva de la mano a la cita. No hay esperas. Hay por cierto, preparativos. Entonces, procura nuestro Jumash adentrarnos en la esencia del vínculo. Porque la esencia decíamos, es poder estar cerca… y permanecer. Entonces aprenderemos una nueva formulación del amor: ‘Korbán’ en palabras de nuestro Libro. Y cuidamos cada palabra. No necesitamos hablar de ‘sacrificios’, no… Debemos salir del ‘común denominador’. Del sobreentendido… En el amor no hay sobreentendidos. Hay certezas. Y hay entregas decíamos.
Llega entonces nuestro Libro para enseñarnos el ‘arte de estar cerca’… ‘Korban mi-lashón karob…’, es decir que la palabra ‘Korban’ deriva de la raíz que promueve la cercanía. Estar cerca de D’s. Así como los que aman buscan el instante del no separarse jamás. Entonces, canta nuestro Cantar, en boca de los que se aman en profundidad sincera, acerca del aroma que marca la presencia. Que inspira la llegada. Que exhala a cada instante ese “réaj nijoaj” –ese ‘aroma grato e inconfundible’– que acompaña la idea del estar cerca…
Cada ‘Korbán’ llevará consigo un ‘aroma grato’… Algo así, querido lector, que cada presencia –entre quienes se aman- debe acompañarse de una sensación fragante que no se olvide. Que dure y perdure por los tiempos. Que anime y reanime cada instante… Porque el amor verdadero es la plenitud del alma. Un alma que se llena de sentidos cuando ‘huele’ a su otra alma amada…Y en su ausencia, siente desfallecerse sin fuerzas ya. Una fragancia le ‘devolverá su alma’. Como cada salida de Shabat, donde un dulce y suave perfume retorna el aliento a los que amaron con intensidad la cercanía a lo eterno. El amor eterno que no perece jamás…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi