Blog
(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
06/07/2024 – 30 DE SIVAN 5784
COMENTARIO 1:
Perashat Koraj habla de la revuelta liderada por Koraj contra Moshé y Aharón, sus primos hermanos… La Torá es muy breve en su relato de los argumentos de Koraj, registrando solo la pregunta retórica, “Madu’a titnase’u al kehal HaShem” – “¿Por qué os encumbráis por encima de la congregación de HaShem?” (16: 3).
El Midrash, sin embargo, presenta información adicional con respecto a los argumentos presentados por Koraj en su campaña para socavar la autoridad de Moshé. En uno de esos pasajes (Bemidbar 18:4), el Midrash comenta: “En ese momento, Koraj reunió a sus seguidores y les dijo [a Moshé y Aharón]: Ustedes nos han impuesto una carga mayor que la esclavitud egipcia. Estaríamos mejor [viviendo] bajo el gobierno de Egipto que bajo el vuestro”.
Según este pasaje del Midrash, Koraj y sus seguidores se opusieron a la “carga” impuesta por Moshé, probablemente refiriéndose al extenso y complejo cuerpo de leyes incluidas en la Torá que Moshé enseñó. Acusaron que Moshé los sobrecargó con leyes que, según él, fueron dadas por D’s, y fueron “esclavizados” en mayor medida que en Egipto.
De la respuesta de Moshé se desprende claramente que Koraj y sus seguidores protestaron por que se les prohibió asumir los roles asignados a los kohanim. Después de todo, Moshé le dijo a Koraj que debería sentirse satisfecho con su elevado papel como Leví, y que no había razón para que él también compitiera por el sacerdocio (16: 8-11). Y Moshé decidió resolver la cuestión haciendo que Koraj, sus seguidores y Aharón trajeran ofrendas de incienso, un trabajo reservado para los kohanim, después de lo cual D’s demostraría que aceptaría la ofrenda del individuo elegido para el sumo sacerdocio. Muy claramente, entonces, el objetivo de Koraj, o uno de sus objetivos, era levantar las restricciones que impedían al resto de la nación realizar los rituales asignados a los kohanim.
A la luz de este objetivo, la acusación de Koraj de que Moshé “sobrecargó” a la gente se vuelve especialmente reveladora. Koraj quería, por un lado, más oportunidades para servir a D’s. Se sintió insatisfecho con su papel como levita y trató de realizar también los rituales reservados para los kohanim. Sin embargo, al mismo tiempo, Koraj protestó por la “sumisión” que acusó a Moshé de imponer al pueblo. Sintió que Moshé estaba sobrecargando a la gente con leyes, requisitos y restricciones. Incluso mientras buscaba deberes y responsabilidades adicionales, se opuso a la “carga” de deberes y responsabilidades que él y la gente ya tenían.
Por supuesto, estas dos quejas no son en absoluto contradictorias. Koraj quería servir a D’s, pero en sus términos. Quería elegir por sí mismo qué rituales realizar y cuáles eran una “carga” injusta e innecesaria. Aparentemente deseaba una relación más cercana con D’s, una que él veía disponible solo para la clase sacerdotal, pero quería dictar los términos y condiciones de esta relación.
Rashí (16: 5), citando el Midrash Tanjuma, escribe que Moshé dijo en su respuesta a Koraj y sus cohortes: “El Todopoderoso trazó límites en Su mundo. ¿Eres capaz de convertir la mañana en noche? Si es así, puedes revertir esto”. Así como no estamos autorizados a dictar las leyes de la naturaleza, que han sido establecidas exclusivamente por el Creador, tampoco podemos dictar los términos de Avodat HaShem, la forma en que Dios quiere que Su nación le sirva. La decisión de lo que podemos hacer, lo que no podemos hacer y lo que debemos hacer es una que la toma exclusivamente el Todopoderoso, y no podemos intentar acercarnos a Él haciendo lo que decidimos que Él quiere.
COMENTARIO 2: Ser o no ser (Koraj)
Un episodio signado por un profundo dramatismo –tanto en su desarrollo como en su final -, nos presenta nuestra Sección semanal a ser leída durante este Shabat. Asimismo, esta Sección: lleva nombre propio: ‘Koraj’, aquél que precisamente inicia dicho episodio y que, finalmente, arrastra en pos de sí, a un grupo significativo de pueblo hebreo.
‘Koraj’ es sinónimo de discusión, división y separación. Promueve un ejercicio indeseado en el seno de un pueblo que –ya habría de vivir los próximos 40 años deambulando en el desierto, hasta “que pereciese toda aquella generación y sus hijos heredaren la tierra”.
Koraj, hijo dilecto de la tribu de Leví (primo hermano de Moisés y de Aharón), se opone al liderazgo de ambos. El sostiene que “toda la congregación es santa y en medio de ella habita D’s” y por tanto, todos –incluido él- pueden aspirar a dirigir los destinos del pueblo judío…
“Y tomó Koraj…” principia nuestra perashá. ‘Se tomó a sí mismo’, sugieren algunos comentaristas. ‘Tomó un mal negocio entre manos’, sugieren otros. Aunque todos coinciden que su accionar, mucho distaba de querer “democratizar” a su pueblo, sino y por sobre todo, convocarlo hacia una irreversible anarquía, donde la única ganancia será el desorden, el vacío y tal vez, el olvido…El irremediable olvido, producto de tanta discusión y desavenencias para una nación ya demasiado golpeada en su destino.
Koraj, entienden nuestros sabios – de bendita memoria -, no discutió la autoridad de Moisés o de Aharón.
Su disenso apuntaba a desconocer la mismísima autoridad de D’s, Quien los había nominado desde la angustiante esclavitud de los hebreos, para dicha misión y posterior función en el pueblo.
Koraj, dijimos al principio de nuestro comentario, “tomó algo negativo entre sus manos”. Se tomó a sí mismo, argumentando por toda una comunidad silenciosa, abatida y sin descanso al saber de los próximos 40 años.
Koraj, que tenía todo el tiempo en sus manos, que gozaba de un lugar de privilegio como integrante de shebet Levi, fue impaciente. Era poderoso. Atesoraba fortunas al decir del Midrash. Era inteligente. ¿Qué más se puede pedir?
“Koraj pikeaj haiá” dicen los sabios. Era astuto. Veía mucho. Sus ojos estaban dotados de cualidades muy peculiares. Pero… “Hashojad ieaver ené pikejím”, asevera en otro contexto la Torá. Los motivos que corrompen, enceguecen los ojos de los pikjím, como Koraj…Sus ojos vieron lo indebido. No lo prohibido! Y cuando los ojos no pueden ver, un triste destino le cabe al pre-visor…
Desestabilizó hasta los cimientos la débil estructura de una comunidad, postergando los supremos ideales – la Torá, Erets Israel, y el honor a sus dignos Dirigentes-, por su ocurrencia singular de jugar a este juego del poder, donde como en todo juego, habrá un ganador. Pero también un Perdedor.
Y aquí los hubo, -los perdedores-, y muchos…
Un solo pensamiento inundó su orgullo: Si nosotros, la generación del “desierto”, habremos de perecer en estas arenas (tras el regreso de los espías y el ulterior castigo de D’s), no permitamos que esto sea gratis. Que tenga algún costo. Creemos el caos, sembremos el pánico de la discordia, destruyamos las “instituciones” ya establecidas; en síntesis, volvamos a la anarquía de la esclavitud, donde a “mar revuelto, ganancia de pescadores”, como afirma el viejo dicho.
Ciertamente tomó algo malo entre sus manos. Cuando con ellas podía educar a sus hijos en el amor por la continuidad. La de ellos, orgullosos de saber de dónde provienen, la de su padre, trascendiendo las estériles arenas del desierto. Sin embargo, ¡¡no!!
“Koraj, einó ata’ató” afirmaban. A Koraj, su ojo lo confundió. No pudo divisar con claridad su propio lugar ni el de sus descendientes. “Y abrió la boca apresuradamente” aseveran los rabinos. “Así también la tierra abrió su boca precipitadamente, y lo devoró a él junto a su gente”. Porque no supo esperar.
Porque “quien persigue la grandeza y los honores, la grandeza y el honor se alejan de él”.
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi
Muy interesante gracias