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PERASHAT “VAETJANÁN”
- agosto 16, 2024
- Publicado por: Admin
- Categoría: Sección Torah
(Comentarios sobre la Perashat Semanal)
Por el Rabino Dr. Mordejai Maarabi
17/08/2024 – 13 DE AV 5784
COMENTARIO 1:
Perashat Vaetjanan comienza con Moshé recordando su apasionada oración después de la conquista de Bené Israel de la región al este del río Jordán, suplicando a Dios permiso para cruzar el río hacia Eretz Israel. Moshé rezó para que, justo cuando se le concedió el privilegio de experimentar el triunfo milagroso de Bené Israel sobre los reinos emoritas al este del río, también se le debería permitir ver la finalización del proceso a través del Jordán. Sin embargo, sus oraciones fueron rechazadas, ya que Dios se negó a anular el decreto que condenaba a Moshé a morir antes de ingresar a la Tierra de Israel.
Rashí, al comentar la palabra “va-etjanán” que Moshé usa aquí en referencia a su plegaria, explica, basándose en el Sifrí, que la raíz ‘jnn’ se refiere a la solicitud de un “matenat jinam”, una suerte de regalo inmerecido, gratuito…
Cuando Moshé oró por el derecho de entrar en la Tierra de Israel, no afirmó que merecía este privilegio, sino que le rogó a Dios que le permitiera entrar a partir de Su infinito amor y compasión. Rashí escribe: “Aunque los justos pueden confiar en sus buenas acciones, le piden al Todopoderoso solo un regalo inmerecido”.
Jazal aquí nos exhortan a no vivir con un sentimiento de derecho, que de alguna manera se nos deben las bendiciones que deseamos en la vida. Se puede esperar que personas excepcionalmente justas, escribe Rashí, hagan solicitudes sobre la base de su valía, pero no lo hacen, porque cuanto más justa es una persona, más humildemente reconoce lo poco que merece. Una persona verdaderamente justa es honesta y modesta, y es muy consciente de sus deficiencias. Como nadie, ni siquiera Moshé Rabenu, vive perfectamente, sin errores ni fallas, no hay nadie que pueda decir honestamente que merece todo lo que quiere. Además, una persona verdaderamente justa comprende que los seres humanos son creados para servir a Dios, no para que Dios les sirva. Debemos obedecer humilde y sumisamente Su voluntad, no exigirle que obedezca la nuestra… “Matenat jinam”, un regalo del que se sienten indignos, sin ningún sentido de derecho o sentimiento de que se les debe algo.
La lección transmitida por el Sifrí es que nuestros comentarios también se aplican a nuestras relaciones interpersonales. En nuestros tratos con otras personas, tampoco debemos suponer necesariamente que tenemos derecho a su favor y gracia. Por supuesto, hay ciertas obligaciones legales que las personas tienen entre sí, y ciertamente un empleado puede reclamar su salario y se espera que la víctima del daño presente un reclamo contra la parte responsable. Sin embargo, fuera del contexto de las obligaciones legales, no debemos vivir con la sensación de que las personas en nuestras vidas, o la sociedad en general, nos deben las cosas que necesitamos y queremos. La pregunta consistiría que no pretender que deberían los demás hacer por nosotros… sino qué más podríamos estar haciendo para perfeccionarnos y contribuir al mundo, en lugar de qué más deberíamos estar recibiendo de los demás. Los beneficios y favores que recibimos de otras personas deben verse como un “matenat jinam”, un regalo inmerecido, en lugar de algo que se nos debe. Esta mentalidad ayudará a asegurar que dediquemos nuestras vidas al esfuerzo de crecer, lograr, dar y contribuir, en lugar de sentarnos complacientemente y esperar que otros cumplan nuestros deseos.
COMENTARIO 2: Color Esperanza…
Hay una canción que golpea fuerte en mi corazón. No sólo las melodías suenan dentro, sino las letras. Porque más allá de la moda de turno, más allá de lo vulgar y lo inexpresivo, hay sonidos que penetran, que se tornan audibles más allá de mis propios silencios. Porque cuando cierro mis ojos, también puedo ver la esperanza. De muchos colores. Infinitos diría. Porque quienes me dieron la vida, supieron llenarme de esperanza. De esperas. De expectativas del por venir… Y me enseñaron que la esperanza, nace de una plegaria silenciosa, íntima, a veces inaudible, pero repleta de sonidos maravillosos…Como la sus voces, la de mis padres, que se entremezclan entre los otros sonidos, más ruidosos y más constantes, de mis nietos. De mi por venir…
Porque no aprende desde allí. A veces incluso, de ‘lo no dicho’, que de por sí, se ha transformado en un discurso sabio, prudente…¡y cuánto nos hace falta el día después! Pues ellos, los padres, sembraron en uno flores y frutos que sólo se ven crecer y por sobre todo madurar mucho después…¡muchísimo después! Entonces me sumo en la perashá, en sus silencios y en sus afirmaciones. En saber que parte de mi ser judío se enhebró con las primeras plegarias de mi madre…con parte de los deseos silenciosos y sentidos de mi padre…Con el fervor que le impusieron a la palabra, mis hijos…
Moshé Rabenu eleva quinientas quince plegarias al Creador. Así nos lo descubre –casi como un secreto- el Midrash. ¿Tantas tefilot? ¿Precisamente Moshé, a quien David hamelej lo definió en sus salmos como “Ish haElokím”, ‘Hombre de D´s’?
Entiendo a David. Un hombre tan cercano a El… ¿Para qué tantas y tantas súplicas? ¿Qué le acongojaba? ¿Qué le acometía? ¿Cuál era su pedido? Preguntas que genera la plegaria de un hombre casi consagrado. Inquietudes que despierta el hombre de fe por doquier, cada día, ante el espectador circunstancial, que imagina (el espectador), que ese hombre sumido en tefilá en cuerpo y alma ya ‘debe tener todo resuelto’, ya sus seguridades superan sus inseguridades, así como su afirmaciones no dan lugar a las dudas…
“Así una espada filosa penda de tu cuello” enseñaban los que sabían, “nunca desesperes de la compasión Divina”. Aún cuando uno entienda que ‘todo está ya perdido’, la desesperanza jamás podrá ocupar el escenario del vivir cotidiano…
Conjugar la esperanza es apostar a la vida. Moshé Rabenu, es maestro porque enseña a vivir. A reclamar cada palmo de la existencia, y que la misma sea vivida con dignidad. Y por suerte, tiene a Quien pedir…
¿No es acaso una sensación feliz, el poder saber que aquello que pedimos queda estampado en la eternidad? ¿Qué aquello por lo cual luchamos, soñamos y nos proyectamos, pueda quedar sellado ante La Presencia recóndita y sublime de nuestro D´s? ¿No resulta gratificante, hasta casi una sensación de dulzura sin igual, el hecho que Alguien recoge nuestro pedido, reúne cada lágrima, escucha cada suspiro, para atesorarlos por siempre?
Moshé reza quinientas quince plegarias este Shabat. Si siempre fue escuchado, esta vez no será la excepción, piensa para sí. ¿Su deseo? Uno solo y demasiado simple a nuestros ojos: “Déjame pasar te ruego a fin que pueda ver la buena tierra…”.
¡Moshé reza a D´s para que lo deje ingresar en Israel! Eso es todo. Y para ello, eleva tantas y tantas plegarias. Y usted se estará preguntando por qué, ¿verdad? Si por su cercanía a D´s bastaba con una…Y está en lo correcto. Una sola plegaria -en otras circunstancias, de tan sólo cinco palabras- bastó para pedir por la cura de su hermana Miriam en el desierto…
Pero los sabios, vuelven en el Midrash, a resolverlo: “Moshé deseaba hacer importante la tierra ante los ojos y los corazones del pueblo de Israel…”.
Nuestra Israel es importante. Vital diríamos. Y lo importante es que tomemos conciencia de ello…Y a partir del modelo de Moshé, en cada generación y generación, quienes habitaron como el poeta y sabio judeo-español Rabí Iehudá HaLevi ‘en el final de occidente’, siempre necesitaron sentir que ‘sus corazones estaban en el oriente-‘…, tal vez, pensamos, ello se deba al efecto de aquellas incontables plegarias, que quedaron en el eco de los tiempos, resonando en la caja acústica del ser judío de cada generación…
“Vaetjanán el HaShem baét hahí…” ‘Y supliqué al Eterno en aquel instante…’. Un instante de vida, construye toda la vida. Moshé Rabenu nos enseña que aún el más grande entre los hombres, tiene sensaciones y aspectos por resolver…A partir de él, entramos en acción nosotros. Su pueblo. Y aún a veces, en medio de la desesperanza y el vacío, afloran –deben aflorar- la esperanza y los contenidos.
La esperanza es la palabra, nuestra voz. Los contenidos, tantas plegarias podamos construir con esas palabras…¿El resultado se pregunta? Usted se estará –y me estará diciendo-: ¡pero mire Moshé, rezó tanto y no fue escuchado!!
Entonces le diré querido lector, que HaShem, D’s Todopoderoso, le permitió ver a Moshé, con sus ojos, toda la extensión de la tierra, cada llano y cada valle, cada montaña y cada río…aunque allí no pasó…
Sus plegarias tuvieron respuesta. Un cincuenta por ciento de sus deseos…¡Si tan sólo habremos de alcanzar la mitad de cuanta aspiración, de cuanto sueño y de cuanto proyecto tengamos en la vida!!…Entonces miraremos al Cielo con los ojos de la verdad. Esos ojos que, como los de Moshé, todo lo vieron, todo lo contuvieron, todo lo atesoraron…Emet veEmuná col zot reza nuestra plegaria nocturna en la conclusión del ‘Shemá’. Poder ver la Verdad con los ojos de la Emuná, la Fe que nace dentro para no abandonarnos jamás…Como ellos, mis padres de bendita memoria, que jamás me han abandonado en este camino simple del vivir…
¡¡Shabat Shalom uMeboraj!!
Rab Mordejai Maarabi